Rodeado de libros nos esperaba Miguel Barnet, poeta, escritor, etnólogo, presidente de la Fundación Fernando Ortiz y de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Lleva semanas sin salir de su casa en El Vedado, para cumplir con las medidas epidemiológicas adoptadas por el país, por lo que nos comprometimos a ser muy cuidadosos, e incluso posicionamos las cámaras en el portal y desde allí grabamos la entrevista, pactada para conversar sobre Roberto Fernández Retamar, amigo y vecino suyo, presidente por más de 30 años de la Casa de las Américas, a quien califica como: “brillante ensayista, el modelo en Cuba de ese intelectual integral en la Revolución…es una pérdida muy grande, una pérdida muy grande porque no se forma y no surge un intelectual tan abarcador, tan completo, así de la noche a la mañana”.

A terminar nuestra conversación sobre Retamar, no quisimos perder la oportunidad de conocer las opiniones de Miguel Barnet sobre la Cuba de hoy en medio de una pandemia. No fue un tema avisado para el que se preparó, tampoco lo eludió, por tanto, sus palabras están matizadas por la espontaneidad con que fueron pronunciadas, lo cual agradecemos:

“Yo creo que nosotros somos un pueblo que ha atravesado muchas experiencias dolorosas, la esclavitud, las guerras mambisas, la República aquella corrupta de entreguistas y genuflexos, y después la Revolución reivindicadora de los valores esenciales del cubano y los universales también; pero que nos ha hecho atravesar por momentos difíciles y gloriosos, como la alfabetización, la Reforma Agraria; pero momentos duros, duros, duros, como la Sierra Maestra, Girón, la Crisis de Octubre, el Quinquenio Gris, el Período Especial y nos hemos curtido, gracias a eso, a esas bienandanzas y a esas ocasiones también negativas, oscuras y terribles, hemos desarrollado un pensamiento estoico, profundo.

Somos un pueblo que ríe y sabe ser dramático en su momento, y sabe dar un paso adelante y remontar las cumbres más altas de la dignidad y de la entrega a los demás, con el internacionalismo nuestro que nos enseñó Fidel y con esta pandemia que ha mostrado que el pueblo cubano es consecuente, educado, que hay algunas indisciplinas; pero que la propia población las condena.

Pero yo tengo un orgullo muy grande de ser cubano, lo tengo por todo esto que he contado y porque en este momento Cuba, el gobierno y la medicina cubana están demostrando que estamos a la vanguardia del humanismo, con una entrega y una solidaridad increíbles que se hace patente en el mundo entero con la medicina, con los médicos y las enfermeras fuera de Cuba; pero también con lo que se está haciendo aquí.

A mi casa vienen todos los días a hacerme una pesquisa y cuando yo abro la puerta, si abro sin esta cosa tan incómoda (el nasobuco), me dicen: póngaselo. Y yo voy disciplinadamente y me lo pongo; pero es muy incómodo, me da mucho calor, yo no estoy acostumbrado a andar así, enmascarado. Soy una persona que he sido un libro abierto, cuando me han preguntado he dicho lo que pienso y como soy, entonces, esto aquí es una cosa que me tiene aprisionado; pero, bueno, debo ser disciplinado como todo el pueblo lo es.

Admiro mucho a todos nuestros dirigentes, se han crecido en las Mesas Redondas, en la gestión diaria para contener esta epidemia que hoy ya es una pandemia, por supuesto, y creo que estamos dando un ejemplo muy positivo al mundo.

No soy chovinista; pero soy cubano a matar y siento el orgullo de tener una patria dirigida por hombres y mujeres conscientes, profesionales, es admirable la preparación que tienen nuestros especialistas, médicos, científicos, matemáticos, estadísticos... Yo me sorprendo cada día porque gracias a la pandemia hemos podido ser testigos del equipo de trabajo tan diverso e integral que posee Cuba para la salud y la educación; pero sobre todo para la salud. ¿Y a quién le debemos eso? ¿Quién vio eso desde el inicio? ¿Quién creó los centros de biotecnología, medicina, farmacia? ¿Quién creó todo esto de las vacunas y todo? La idea fue de Fidel y todo eso hay que agradecérselo, indiscutiblemente.

Admiro mucho a esta generación que nos está dirigiendo porque han sido consecuentes con ese pensamiento. Cuba se ha crecido y le ha demostrado al mundo que puede vencer esta pandemia con la menor cantidad de bajas posibles. Cada vez que veo la televisión y escucho al Dr. Durán, con gran admiración pido a Dios, si tuviera ideas religiosas, que dijera siempre: no hay fallecidos, porque esa es la alegría mayor que podemos sentir, que no haya fallecidos.

Todo eso es Fidel que lo dijo en Brasil: “una especie está en peligro” y esa especie era el hombre y con esa conciencia fue que él contribuyó a levantar este edificio y a calificarlo de socialista porque el socialismo es todo lo contrario al neoliberalismo, que ha demostrado no tener infraestructura para resolver o por lo menos mitigar esta terrible pandemia.

Esto es un punto de inflexión en la historia, ya las cosas no van a ser iguales, ya el mundo no va a ser igual aunque hayan crisis y vengan crisis económicas y se caiga la bolsa de Wall Street y desaparezcan algunas monedas; pero ya el ser humano está consciente de que ese capitalismo salvaje es negativo, no ayuda, con eso no vamos a ningún lugar y hay que estar conscientes de las riquezas que tenemos nosotros en Cuba con un socialismo que tiene su precariedad, tiene sus dificultades; pero defiende por encima de todo lo más importante que es la vida humana.

El otro día me preguntaron: ¿está escribiendo sus memorias? Y yo estoy escribiendo memorias, tengo 400 páginas escritas ya, y dije: ¿cómo voy a ponerme a escribir memorias? A los 80 años no se escriben memorias, uno está muy joven todavía, yo escribiré memorias cuando cumpla 110.

De aquí a 30 años ojalá yo estuviera sentado aquí; pero no lo voy a estar y lo que le deseo a este pueblo es que nunca renuncie al ideario de Martí y de Fidel, es lo único que te puedo decir de todo corazón”.