Foto: Twitter de Alpidio Alonso
A escasos meses de conmemorarse el aniversario 210 de una de las más infames páginas de la historia de la República, la masacre de cubanos negros y mulatos a raíz del alzamiento del movimiento de los Independientes de Color, la creación de la Cátedra Honorífica Mártires de 1912, en Santiago de Cuba, constituye un hito en los empeños por el rescate de la memoria y por reivindicar a las víctimas del horrendo crimen en varios lugares del país, sobre todo en el oriente.
Auspiciada por el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, y por el Ministerio de Cultura, la cátedra, adscrita al Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales, no solo se propone arrojar nuevas luces acerca de los sucesos acaecidos entre mayo y junio de aquel año, y de sus antecedentes y consecuencias, sino estudiar la evolución del pensamiento antirracista cubano en el siglo XX y promover los valores éticos y culturales de una sociedad integradora en la que el color cubano alcance su plenitud.
Para conseguir tales objetivos, la naciente institución, tal como expresó el doctor Manuel Fernández Carcassés, su presidente y a la vez máximo responsable de la Comisión José Antonio Aponte de la Uneac en Santiago de Cuba, trascenderá los espacios académicos para insertarse en las comunidades, los barrios y las escuelas, en articulación con las organizaciones sociales y de masas.
Por su parte, Carmen Montalvo, directora del Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales, anunció la sistematización de un programa de foros científicos, actos conmemorativos, publicaciones y generación de contenidos audiovisuales.
Los académicos, escritores y artistas involucrados en la cátedra situaron entre sus premisas la apreciación que diez años atrás formuló el destacado intelectual Fernando Martínez Heredia sobre el tema: «La Revolución socialista de liberación nacional que triunfó en 1959 ha logrado avances colosales en la vida del pueblo cubano. El proceso ha permitido que descubramos la inmensa riqueza que hay en nuestras diversidades y también constatemos cuánto nos falta por avanzar en numerosos terrenos. Uno de ellos es el referido a la persistencia del racismo y a que muchas desventajas que confrontan grupos de cubanos y cubanas se marcan más en los casos de negros y mulatos. Por eso la conmemoración del movimiento de los Independientes de Color y de la matanza de 1912, además de constituir un rescate de la memoria de nuestras luchas, es un acicate en la brega por la conquista de toda la justicia».
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