En la foto de su muro en Facebook parece a punto de saltar al vacío. En punta de pie sobre un promontorio se empina y abre los brazos al cielo también como si esperara ser abducida por un halo gigante que la eleve al infinito.
Es, en todo caso, una imagen que sugiere libertad, la misma que dice experimentar en cada uno de sus proyectos literarios Martha Acosta Álvarez, la más reciente ganadora del Premio Alejo Carpentier de novela con la titulada “Todo se desvanece”, reconocimiento que lustra de manera particular la ya brillante trayectoria recorrida en apenas una década por esta muchacha de poco más de tres vividas.
“La literatura siempre ha sido parte de mí, cuando nací ya la literatura estaba allí esperándome porque crecí en una casa llena de libros y de personas que amaban esos libros y me enseñaron a amarlos. Ha sido una gran aventura y un gran privilegio ser primero lectora, luego lectora y escritora desde el 2016 que publiqué mi primer libro hasta la fecha”.
Pájaros azules es el título de esa, su ópera prima, volumen de cuentos editado por Letras Cubanas que dio continuidad con el Premio Pinos Nuevos al César Galeano que le otorgó en 2015 el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, del cual es egresada.
Un sucesivo desfile de importantes reconocimientos ha ido incrementándose de año en año con los premios Calendario, Dador, Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, Emilio Ballagas y, en poesía, menciones en los premios David, Mangle Rojo y Portus Patris, por solo mencionar algunos.
“Me formé como ingeniera de software en la Universidad de las Ciencias Informáticas. Muchas veces me preguntan qué tiene que ver la literatura con la ingeniería y yo siempre respondo que mucho, de hecho, me parecen dos caras de una misma moneda porque en ambos sectores es importante utilizar estructuras, lógica, creatividad, realizar diseños…
En la literatura, por ejemplo, es muy importante construir tramas, personajes, diálogos; usar la lógica para que las historias sean coherentes, creíbles. Abstraerse, entender un concepto, extrapolarlo…
Eso resulta especialmente interesante en la poesía. Creo que no solo en la rama de la Informática, creo que en general en las ciencias hay mucho de poesía. Hay poesía en las matemáticas, la física, en la biología, en la química…
Pienso que la belleza está en la ciencia y que las sociedades contemporáneas se han encargado de dividir las ciencias de las letras, pero desde los tiempos de la Academia Griega era común que no se separaran estas disciplinas y que los grandes filósofos clásicos ejercitaran las ciencias, las letras y también el cuerpo”.
La naturaleza humana es, al decir de Martha Acosta, el tema que más le apasiona explorar en la literatura; lo que nos asemeja y diferencia a unos de otros.
“Todo se desvanece es una novela que trata sobre la violencia. La violencia física, del cuerpo, evidente, y también la violencia sicológica implícita y cotidiana. Asimismo, trata sobre la memoria y sobre esta sociedad en la que vivimos donde todo ocurre tan rápido que a veces ni siquiera nos da tiempo a procesar lo que nos está ocurriendo y pareciera que somos el producto desechable de un organismo mucho más grande.
Es una novela que puede ser considerada un thriller, donde hay una investigación policíaca por violencias bastante fuertes porque hay desapariciones consecutivas de menores de edad y se intenta investigar quién es el causante, dónde están estas víctimas.
Realmente fue un texto bastante complicado de escribir porque necesité recopilar mucha información y documentarme sobre numerosos aspectos que eran importantes desde el punto de vista técnico pero que me afectaban mucho a nivel humano.
Recuerdo que durante los meses en que estuve dedicada completamente a ese proceso de escritura tuve una disciplina bastante regular, solía escribir a la misma hora, durante el mismo tiempo y luego me dedicaba a estudiar temas a veces muy duros para mí que me dejaban un estado de ánimo bastante fuerte y que incluso a veces me ponían a pensar en muchas cosas que no llegué a escribir en este texto pero que todavía recuerdo de una manera muy vívida”.
La 33 de la Feria Internacional del Libro de La Habana será sin dudas imborrable en la memoria de esta escritora, una vez que en ella se hizo la presentación de dos libros suyos de cuentos: La arquitectura del dolor, merecedor del Premio Uneac en 2023 y El gran devorador que, publicado por Ediciones Capiro, ganó en ese mismo año el premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara. En esta edición, sobre todo, le fue entregado el Premio Alejo Carpentier de novela 2024, el más alto reconocimiento que otorga el Instituto Cubano del Libro en ese género.
“El Premio Alejo Carpentier es uno de los certámenes más importantes dentro del ámbito literario cubano y para mí es una alegría infinita haberlo obtenido. Yo me siento muy, muy agradecida de que se me haya otorgado el reconocimiento por mi novela “Todo se desvanece” y realmente espero que este premio ayude a que la novela llegue a nuevos lectores; llegue a lugares donde yo no he logrado llegar anteriormente como escritora porque al final mi mayor ambición es que esta novela sea leída por más personas.
Sin embargo, entiendo que el premio en sí mismo no hace que mi novela, ni yo como autora, seamos mejores ni peores. Entiendo que los premios literarios son de cierta manera un mecanismo de promoción y espero que este sea efectivo, que ayude a que lectores y escritores podamos conocernos, podamos dialogar y esa es mi mayor alegría, mi mayor esperanza”.
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