Mucho agradezco a Raúl Boschmonar Daumy, Artista de Mérito del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y Micrófono de la Radio (entre otros reconocimientos reseñados hace unos meses en este mismo espacio cuando le otorgamos el Diploma José Manuel Valdés Rodríguez), su decisiva dedicación al mayor rigor de estas líneas, de tanto valor por haber sido uno de los protagonistas en los inicios del evento Caracol y de nuestra sección.
Con 23 años de edad, en 1960 se había iniciado en la televisión como periodista (sin cobrar un centavo) del espacio informativo El pueblo pregunta, del Canal 2, por lo que se le reconocería junto a un buen grupo de compañeros, como Fundador del ICRT. Ha sido jurado de radio varias veces y en el Premio de Crítica otras pocas; ha competido sobre todo en radio y en periodismo, con más de 40 años de crítica de radio y tv, e investigación en sentido general. En el siglo XXI ganó Mención en el Premio de la Crítica. Dirige y conduce la revista Parece que fue ayer, de Habana Radio.
Durante varios años integró el Buró de Prensa de eventos de la UNEAC, no solo del Caracol, que para él era el principal, sino también de la Asociación de Músicos (cuyos eventos se hacían en el Hotel Nacional), y tal vez alguno de Artes Plásticas y de Artes Escénicas; aun rememora las presidencias de Evelio Tieles, José Loyola y Aurora Bosch, y Divulgación con Joaquín G. Santana (el Secretario Ejecutivo era Armando Cristóbal) y en los Buros de Prensa con Luis Beiro, y recuerda además a Fidelito Horta.
Ya en 1982 había sido aceptado como miembro de la UNEAC, en esta sección de Críticos e Investigadores que tan activamente participaría en los Caracoles y que justo se estrenaba entonces, presidida por Mario Rodríguez Alemán y con Juana García Abas como vicepresidenta, lo que ella continuaría cuando Enrique González Manet sustituyó a Mario en la presidencia, tras su fallecimiento.
Recuerda a Soledad Cruz, Ilse Bulit, Jorge Calderón, Omar Vázquez, Julio Batista, Lourdes Pasalodos, Paquita Armas, entre otros fundadores. Paralelamente surgió la Asociación como tal (antes se llamaba Sección), presidida por Pepe Massip y luego por Lisette Vila, y fue cuando se designa a Arturo Arias presidente de esa sección de Críticos, a él (Boschmonar) su vicepresidente. En 1992 Arias salió del país, y Lisette le propuso a Boschmonar asumir la presidencia de la Sección al menos hasta el Congreso; por lo que la presidió por dos años de pocas actividades pues el Periodo Especial no permitía económicamente proyectos de importancia.
Comenzó a participar en los Caracoles tras su ingreso en 1982, colaborando en lo posible, sobre todo como periodista promoviendo el evento. Moderó una conferencia de prensa en que presentó a Titón y a varios cineastas más. En los jurados recuerda personalidades que ya no nos acompañan, como Isabel Aida y Elizabeth Díaz, y otros que sí, como Martínez Pires, Colina, o Julio Batista.
Los de los años aproximadamente 1985-1987 los recuerda muy buenos, prácticamente congresos con participación internacional, lo que, aun ajustándose a un número relativamente reducido de invitados, les daba un brillo extraordinario; por lo general un buen nivel de organización, a pesar de que eran muy abarcadores: no eran solamente temas específicos al cual los participantes tuvieran que limitarse.
Había, por ejemplo, conferencias interesantísimas por personalidades internacionales que nos visitaban, con los más importantes salones del hotel Habana Libre dedicados al Caracol, donde el evento radicó más de una vez, lo cual agregaba suntuosidad a aquello que «era de hecho un espectáculo; había que controlar muy bien las credenciales, porque ahí sí quería ir todo el mundo dentro de nuestro medio».
Los temas solían ser muy técnicos, muy especializados… pero había de todo. Por ejemplo, entre conferencia y conferencia, podía anunciarse inesperadamente que… «a tal hora en tal salón habrá una conferencia de prensa del cineasta tal, o acaso del actor tal, etc., etc.» Entonces era posible realizar un evento así: existían las condiciones que lo facilitaban; las condiciones económicas, sobre todo.
Venían colegas del resto de Cuba a participar, pero debieron existir probablemente subsedes en otras provincias. Ha participado más recientemente, y no solo como público: ha integrado la mesa de la presidencia, y cuando José Ramón Artigas estaba al frente de la asociación, presidió una acompañado por Ilse Bulit y Brunito Suárez. Ha habido debates muy buenos, y otros débiles… Pero en general valora un saldo favorable, teniendo en cuenta los pocos recursos de que se disponen.
Lo que faltaba a los Caracoles de los años 90 era una mayor participación de los creadores de la base, mayor presencia de aquellos que antaño se acercaban poco a la UNEAC sin aprovechar las posibilidades de aquellos eventos, considerando incluso su carácter internacional; similar podría decir de la asociación y de la sección, pero lo atribuye a la manera de trabajar entonces: no siempre lograba el mayor alcance que merecía.
No se veía como se aprecia ahora, las inmensas posibilidades de participación. Lo mejor era lo estelares que eran, suceso prominente con un lugar importante en nuestra cultura, evento con fuerza investigativa y oportunidad para potenciar las posibilidades de los creadores; las condiciones económicas lo permitían. Lo mejor de aquella UNEAC lo siente en su extremo cuidado al preservar la selectividad de su membresía, aunque tal vez le faltaba aun una visión más amplia para lograr además una mayor participación progresiva de los creadores de las nuevas generaciones que ya se abrían paso por su profesionalidad.
Opina que ahora debemos esclarecernos cómo será la etapa pos pandemia, y nuestra economía entonces, para saber cómo mejorar la función de los futuros Caracoles.
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