Cuando la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) está camino a los 60 años de fundada, la Premio Nacional de Artes Plásticas Lesbia Vent Dumois, sigue enfrascada –con esa vitalidad que la caracteriza a sus 88 años de edad—, en que la organización y su membresía se pregunte qué debemos cambiar, aumentar y mantener, y desde ese punto de vista trabajar.
Para quien se considera además de una artista, una mujer de las instituciones, fueron diversos los homenajes en su cumpleaños el pasado 6 de noviembre, reconociendo ese empeño que ha puesto siempre a su labor.
En esta segunda parte de la entrevista, nos habla, entre otros asuntos, de la fusión del arte y el servicio público, del respeto hacia la obra que nos antecede para construir y aportar con la nuestra, además de sus consideraciones sobre la labor del curador.
¿Arte y servicio público constituyen para usted una unidad?
Siempre lo digo y cada vez que me refiero a mi responsabilidad social es a esa fusión precisamente.
A veces hay mucho apuro en los jóvenes por querer llegar y no hacen un alto para decir esto es lo que hay antes, y a partir de que tengo un conocimiento consciente de eso, voy a ir construyendo poco a poco una poética que se ajuste a lo que quiero transmitir. ¿Qué me dice desde su experiencia, desde esa conclusión que ya está sacada, cuando se ha experimentado lo que ha vivido usted?
El que piensa así va quedando en el propio camino. Uno no puede vivir ajeno a ese pasado que te fue nutriendo, por lo que siempre hay que pensar que lo que estás haciendo es un aporte chiquito, a partir del cual vas construyendo tu futuro. Yo no creo en los resultados fabulosos ni en los extemporáneos. Creo que a cada cual en su momento le tocó aportar algo que ha ido conformando lo que es la cultura del país y la cultura nacional.
Desde su rol de curadora ha encauzado a muchos artistas en la ejecución de sus muestras, en ayudar a definir una lógica a sus montajes. ¿Está presente en ese desempeño igual la Lesbia pedagoga?
Es que no se puede curar sin investigar. Y no se puede curar sin saber qué hace el otro. Yo siempre digo que la curaduría es una disciplina colectiva porque tienes que trabajar con la obra del otro, tienes que definir lo que vas a salvar o vas a rechazar de la obra del otro. Tienes que trabajar con el que te apoya en la museografía, con el que te apoya en los enmarcados, con el que va a hacer el discurso teórico. Son un conjunto de personas de ahí su naturaleza colectiva.
Además es un trabajo de confrontación de ideas sobre todo. Cuando tú curas una muestra te expones tanto como el artista que estás promoviendo con la curaduría, por la forma en que dispones y utilizas la obra y la lanzas a eso que la gente llama mercado o sencillamente a la apreciación del público. Estás cambiando o reafirmando el punto de vista del creador.
¿Cómo se ha sentido Lesbia siendo mujer cubana, artista y reconocida en su país?
Te confieso que me siento realizada. Creo que la mujer es una figura importante, que ha sido y seguirá siendo importante en este país y el mundo, sobre todo porque aporta otra visualidad y manera de comprender el entorno, otra sensibilidad.
Yo en mi obra trabajo sin ser una apasionada feminista, aunque a lo mejor lo soy y no lo sé, pero siempre respetando cómo piensa el otro y cómo lo haría yo y cómo nos ven otros.
Respeto mucho la labor que han hecho en Cuba las mujeres. Yo vivo orgullosa de tener la medalla 23 de agosto, entregada por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el sello por el Aniversario 60 de la organización.
Soy una mujer fundadora de muchas cosas. Me tocó vivir el periodo de la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), de las Milicias, de la FMC. Siempre me he visto vinculada por convicción a todas esas proposiciones que me ha hecho la vida social del país. La necesidad de estar agrupada, de participar y también en cierta medida soy fruto de lo que hizo mi madre y mi padre, dos personas con sentido y responsabilidad social.
Mi madre no era de partidos políticos pero siempre fue de ayudar a los círculos infantiles a través de la Federación. Siempre fue de asistente para la donación de sangre. Siempre batallando.
Lesbia tiene una obra pictórica reconocida. Por ella y otras razones fue merecedora del Premio Nacional de Artes Plásticas en el 2019. ¿Cuándo siente el pintor que la obra terminó y no lleva ni una pincelada más?
Nunca. Jamás se termina. Incluso dándola por terminada hasta la firma, cuando la vuelves a ver en un tiempo dices: pero a la obra le faltaba algo. Por eso yo digo que la obra nunca termina. Siempre está vigente.
Afirmó en una entrevista que se siente como los iniciados, y yo le pregunto, ¿sigue en esa búsqueda constante, así como los que se inician?
Yo creo que sí. En arte me gusta mucho experimentar. Soy una persona apasionada por el dibujo y el grabado. Pero me gusta mucho dibujar y el dibujo te propicia experimentación en la forma, en las técnicas. Me gusta incorporar nuevos lenguajes y maneras de realizarlos. Utilizar diferentes materiales y eso siempre estará conmigo. No pienso que lo voy a abandonar. Me veo siempre en esa búsqueda y eso es lo que me mantiene vital.
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