Lena Hernández, detrás de cámara


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Fotos: Cortesía de la entrevistada.

Graduada de la Facultad de Medios de Comunicación del ISA, Universidad de las Artes, esta joven profesional, recientemente laureada en los Premios Lucas, se ha alzado con la condición de ser la primera fémina en obtener el premio en la categoría de fotografía.

Sobre algunos detalles de su vida profesional conversaremos de inmediato…

Lena, ¿cómo llegas al universo audiovisual?

Soy graduada de la Universidad de las Artes, a donde llegué con apenas 17 años en el curso regular diurno; esa es mi formación académica; pero, como siempre digo, la profesional se la debo a haber comenzado a trabajar desde muy temprano. Cuando un estudiante se inicia en FAMCA, una de las ventajas es, justamente, que la facultad te contacta muy rápido con el mundo audiovisual, o sea, la institución se convierte en un puente bastante corto hacia el medio profesional.

En mi caso, me puede relacionar con grandes películas que se produjeron por medio del Icaic, y lo hice en calidad de meritorio, que es una condición concedida a estudiantes que trabajan sin devengar salario, únicamente para aprender. Cursé dirección de fotografía, aun cuando los tres primeros años estudias las cinco especialidades que conforman la carrera audiovisual y luego en los últimos dos recibes las asignaturas propias de la especialidad; pero no siempre el claustro está completo para esta carrera; así que mi formación se convierte en una mezcla muy grande y valiosa entre la práctica laboral y lo aprehendido básicamente en los primeros años.

Lena, ¿principales trabajos que te hayan marcado?

Bueno ante todo el filme Sergio y Seguei, fue la primera película que hice con el Icaic como meritoria, y uno de los mayores flujos de trabajo que he asumido en el cine. Yuly, la coproducción cubano-española que cuenta la vida del gran bailarín cubano Carlos Acosta. En ella aprendí muchísimo acerca de cómo se concibe el cine por dentro. Y es que yo en el cine he transitado por todas las especialidades que componen el campo del director de fotografía: la vida asistencia, asistencia de cámara, operadora de cámara; luego fue que me convertí en directora de fotografía. Toda esta experiencia me ha hecho entender sobre el set, cómo poder dirigir mejor a un equipo de trabajo, cómo sostener una buena comunicación con ellos, establecer los roles de manera acertada. De todas formas sigo rodando cámara para otros directores como Alexander González, mi esposo, porque es algo que además de apasionarme, me hace sentir muy cómoda; de hecho en proyectos propios “me cuesta soltarla” en manos de otro operador.

Como directora de fotografía recuerdo, especialmente El rodeo. Un cortometraje que realicé con el director santiaguero Carlos Melián, en 2020; ese no fue mi primer trabajo en este papel, no obstante me marcó porque este material formó parte de la selección oficial de Rotherdan, el reconocido festival. Es un corto muy raro que se filmó con actores naturales, y con ello aprendí a no interrumpir el set con la cámara, dejarle ese espacio a los actores, a no intimidarlos con el aparataje técnico de luces, pues este tipo de actores no tienen herramientas para lidiar con esto; por tanto este corto determinó mi manera personal de ser y hacer, en sentido general, el audiovisual.

¿Qué significa entonces la Dirección para Lena?

La Dirección para mí constituye una gran responsabilidad; es una especialidad que debe asumir una persona madura profesionalmente, un líder que sepa y pueda aunar todas las áreas de la realización audiovisual. La respeto tanto que tardé en sentirme preparada para asumirla. Cuando me inicié con Vedado Films, dirigido por Odalys García y Rafael Vega, y fueron sucediéndose proyectos, ellos al ver cómo me desenvolvía en el set fueron “empujándome” para desempeñarme como directora; y cuando se dio la oportunidad de trabajar con Brenda Navarrete, por ejemplo, una artista que Odalys García apoya muchísimo, y me confió el video Iyalobde, además de decir sí, junto a la alegría por lo que significaba, de inmediato surgieron los nervios, fue inevitable, y al mismo tiempo sumamente gratificante. En este caso hacía mucho tiempo que Brenda no tenía una proyección audiovisual propia y quedaba muy claro que su reinserción tuviera el sello de la lectura creativa de una mujer. Bajo esa máxima llega este video a mí como directora y por tanto el rol de dirigir, igualmente, se consolida con Vedado Films.

¿Cómo te relacionas con Iyalobde, entonces?

Ya sabía que este tema formaba parte de una trilogía de temas religiosos dedicados a deidades del panteón yoruba, y desde las primeras conversaciones con Brenda y su manager, se decidió que querían alejarse del tratamiento común hacia lo folclórico, lo que me obligó a investigar mucho, pues mi vida no está ligada a la religión. Comencé a leer sobre el tema antes de presentar la propuesta y la idea fue llevar al audiovisual, símbolos religiosos asociados a la deidad; pero a la vez ofrecer un material donde Brenda se sintiera cómoda con su imagen visual, se viera hermosa, pudiera “explotar” su sensualidad, y de esa manera me propuse abordar mi perspectiva de género, la defensa de mi visión feminista. Por tanto resultó una mezcla bastante fuerte de ideas. Y creo que ahí está la clave de que Iyalobde conecte con tantas personas, porque no solo aborda lo religioso, también pondera una imagen llamativa, provocadora, limpia, que imbrica tanto a mujeres como a hombres desde una estética de lo bello.

Fue un video que se hizo con muy poco presupuesto, pero hubo una conexión exacta entre todos los profesionales que intervinimos y una identificación absoluta que nos permitió lograr nuestros propósitos iniciales.

Con Iyalobde entras al proyecto Lucas por la puerta ancha. Nos adelantas qué vendrá después…

Bueno, el próximo video junto a Brenda es Obbatalá, ya está filmado, y el último es Elegguá. Cada clip va a defender el color que distingue a la deidad; ese será el tronco que unirá el concepto visual, y cada uno está ligado al otro. Esa es una sorpresa que dejo por ahí. Se unifican por concepto color, no por forma. El ritmo de cada material, también es diferente. Me resultaba imprescindible defender la energía de cada deidad y en ese sentido me propuse que la imagen esta vez sea más fashion, quiere decir que los vestuarios además de asociarse a lo establecido resulten más modernos, con texturas y tesituras contemporáneas, que además de lo religioso haya constantemente guiños a la moda y a la cultura de la belleza de esta. Tengo una prenda diferente en cada material, porque me interesa mostrar facetas diferentes de la intérprete: desde lo sensual, lo fuerte hasta la timidez. Estoy en la parte de autoexploración que me exige cada audiovisual, en tanto me gusta jugar, develar matices diferentes de los artistas; de ahí que la dirección de actores es una especialidad que desde que estoy dirigiendo videos descubrí que me encanta.

Así proyecta los días esta joven y talentosa directora, madre recién estrenada que siente hoy que cualquier acto que asume es para servir de inspiración a su pequeña, para que al crecer pueda entender que como fémina puede llegar a ser todo aquello que se proponga ser. “Quiero que mi hija entienda que las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres, que tenemos una voz válida con derecho a ser escuchada, porque ofrecemos grandes ideas y contamos con la fuerza necesaria para llevarlas a cabo. Podemos ser directoras de fotografía, astronautas, maquinistas... porque sencillamente somos capaces.”

Y tras esa convicción, Lena agradece también a Lucas en su ya amplia lista de referentes por haberle permitido vivir la experiencia con Iyalobde, un video aparentemente simple; pero capaz de develar cuantos matices, emociones, vivencias, sentimientos, ansiedades... se esconden, como ella misma, detrás de cámara.

 

 


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