El 18 de febrero de 1818 nace, en la ciudad heroica de Bayamo, uno de los patriotas más destacados de nuestra historia, Pedro Felipe Figueredo Cisneros, “Perucho”. Las notas de su Bayamesa, devenida nuestro Himno Nacional, hacen vibrar, día a día, 150 años después de la gesta que dio inicio a la Revolución emancipadora, las fibras más sensibles del alma cubana.Durante estos años, en los más difíciles momentos de la historia patria o en aquellos de orgullo en la victoria, el pueblo de Cuba lo entonó como la expresión sublime de su identidad. Solo un patriota entero, un revolucionario raigal, una vida entregada hasta el más inesperado sacrificio, un intelecto cultivado y una personalidad valiente y decidida pudo resumir en la letra y la música de nuestro Himno Nacional, el espíritu de su pueblo.
Un año mayor que Carlos Manuel de Céspedes, fue su amigo y compañero de estudios en la niñez y en la primera juventud. Los unió el amor por la patria chica, los singulares paisajes de la amplia región del Cauto, la histórica rebeldía, las tradiciones y las leyendas bayamesas.Fue allí donde luchó y fue quemado vivo el caciqueHatuey, donde surgió la leyenda de “la luz de Yara”, donde se inspiró el poema Espejo de Paciencia, nuestra primera obra literaria, donde se desarrollóla conspiración de Morales a fines del siglo XVIII, la ciudad de José Antonio Saco y de Joaquín de Infante, autor este último, en 1810, del primer proyecto constitucional para una Cuba independiente. Con estas bases patrióticas sembradas en el corazón partió Figueredo para La Habana en 1834 para continuar sus estudios.
No fue casual que escogiera el Colegio de San Fernando, más conocido como deCarraguao,que estaba bajo la dirección de José de la Luz y Caballero. Fue tal la impronta del maestro en la formación de la ciencia y conciencia cubanas que, cuando en 1871, en acto represivo contra la universidad, se le suprimió el derecho a dar el título de doctor se argumentó que en ese colegio estudiaron “Pedro Figueredo y Francisco Aguilera” entre otros patriotas, que, las enseñanzas de Luz y Caballero eran “anti-católicas y anti-nacionales” y que en sus doctrinas los jóvenes han “aprendido las que le lanzaron al campo insurreccional”. Cuatro años después se gradúa en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana de bachiller en Filosofía.
Un período especial en la formación de Figueredo lo es su estancia en la capital de Cataluña, Barcelona. En la universidad catalana se gradúa, en 1842, de Derecho coincidiendo con las fechas en que Carlos Manuel de Céspedes se graduó en la misma universidad. Durante este período estudió música y el arte militar.
De regreso a su natal Bayamo, comenzó a ejercer su profesión de abogado y, en 1848, fue nombrado alcalde ordinario segundo de la ciudad. Sin embargo, lo más importante eran sus actividades en los círculos juveniles bayameses. En 1851, funda, junto con Carlos Manuel de Céspedes,la Sociedad Filarmónica de Bayamo, que se convertiría en el núcleo cultural en el que la poesía y la música expresaban el sentimiento patriótico aun indefinido. Entre otros, allí está la presencia de Juan Clemente Zenea, José Fornaris, José Joaquín Palma y José María Izaguirre. Todos, de un modo u otro, involucrados con el estallido de octubre del 68. El sentimiento separatista de estos jóvenes lo muestran sus actitudes y sus poesías durante los años iniciales de la década de los años 850. Figueredo, como Céspedes, despiertan la suspicacia de las autoridades españolas. Para evitar ser deportado se traslada a La Habana en 1854.
En estos años habaneros, Figueredo representaba como abogado, los intereses de las familias bayamesas en la capital, se reunirá con antiguos condiscípulos, con jóvenes de ideas afines y desplegará una intensa actividad cultural que permite conocer su inclinación patriótica. Nada lo relaciona con la burguesía esclavista occidental. Comienza a publicar, junto a José Quintín Suzarte y Domingo Guillermo de Arozarena, el periódico El Correo de la Tarde. El gobierno colonial lo clausura. Pronto aparece su nombre en otra revista habanera,La Piragua. Esta está dirigida por el bayamés José Fornaris y el habanero Joaquín Lorenzo Luaces. Es una revista de corte siboneyista, lo que en parte se explica por la presencia de poetas, músicos y escritores de regiones como Bayamo en la cual sobrevivía el recuerdo de los primitivos habitantes de Cuba. Al margen de las críticas que se pudieran hacer, el siboneyismo buscaba encontrar un modo autóctono de reafirmación. En su primer número encontramos una contradanza de Pedro Figueredo que lleva el mismo nombre de la Revista. En un comentario, que aparece en la propia publicación, se hace referencia al éxito de la pieza de Figueredo. Interpretada públicamente por la orquesta La Unión, mereció “los honores de la repetición”.En La Piragua también aparece un escrito literario de Figueredo, publicado en tres partes, titulado “Excursión a la gran sabana de Yara”. En el escrito figura la siguiente idea: “pero ninguna criatura se ahoga delante de un bayamés (…) porque no hay bayamés sin exceptuar clase ni condición que no sepa nadar en toda la extensión y significación de esta palabra”.
En 1858 retornó a Bayamo.En los años subsiguientes continúa sus actividades políticas y culturales, administraba suingenio “Las Mangas” y su vivienda se convierte en punto de reunión de los inquietos “desafectos” al régimen colonial.
Su hija Canducha rememora: “Estando siempre en oposición constante con el gobierno, al fin sucedió que en el año 1867 fue preso por desacato a la autoridad de un señor Alcalde Mayor; mas por tener el cargo honorífico de Subdelegado de Marina, no pudo ser, conforme a fuero, encarcelado en prisión civil, imponiéndosele su propia casa por prisión. De esto resultó que sus innumerables amigos se reunieran en su casa diariamente para trabajar y coordinar la conspiración que condujo a la guerra de independencia, siendo los principales conspiradores Francisco Maceo Osorio, Francisco V. Aguilera, Luis Figueredo, Miguel Figueredo, C.M. de Céspedes y otros más”.
Uno de los conspiradores, Manuel Anastasio Aguilera, precisa: “En el año 1867 surgieron en Bayamo dos proyectos: el restablecimiento de la antigua Logia de esta ciudad (…) bajo diferente rito; y el de iniciar la revolución para conquistar la libertad e independencia de Cuba. Ambos proyectos tuvieron efecto en el propio año (…) El acto de fundación de la logia Estrella Tropical tuvo lugar en la casa del eminente patriota Pedro Figueredo Cisneros (…) Ese mismo año de 1867 ocurrieron (sic.) a esta logia para afiliarse muchos de los prominentes cubanos de Holguín, Tunas, Jiguaní, Guiza, Manzanillo…”. Entre los mencionados por Anastasio Aguilera están Carlos Manuel de Céspedes, Manuel Calvar, Vicente García, Francisco Ruvalcaba y Donato Mármol. Un mes después, y en la propia casa de Figueredo, se constituía el Comité Revolucionario de Bayamo que tenía la misma dirección que la logia: Francisco Vicente Aguilera, Pedro Figueredo y Francisco Maceo Osorio. Iniciado el movimiento independentista, se hizo necesario su himno de combate.Figueredo, que es músico, escribe la letra y la música de una marcha de combate al estilo de La Marsellesa por lo que la titula La Bayamesa.El director de la orquesta de la Parroquial Mayor, Manuel Muñoz Cedeño, a pedidos de Figueredo, hace la orquestación y en junio de 1868 se interpreta, por primera vez, en público. A partir de entonces, sus notas contagiosas eran tarareadas por la población de Bayamo.
A Figueredo se le asignó una misión sumamente importante, entrar en contacto con los revolucionarios de La Habana. Se reúne con Joaquín FabiánAenlle y Monjiotti, el segundo hombre en jerarquía en el Gran Oriente de Cuba y las Antillas, cuerpo masónico al que pertenecía la logia bayamesa. Se fraguaba el movimiento independentista con carácter nacional. Una red de conspiradores se teje entre Santiago de Cuba y Bayamo a través de su primo Félix Figueredo con base en Jiguaní. En ella participan destacados santiagueros como ExuperancioAlvarez y el padrino de Antonio Maceo, Ascencio Asensio.
En octubre de 1868 la situación era explosiva. Antes de que el movimiento fracasara, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo produce el grito iniciador de “Libertad o Muerte”, el día 10 de ese mes.Conocedor Figueredo del levantamiento, decidió secundarlo en su ingenio “Las Mangas”, distante una legua de Bayamo.En 15 de octubre de 1868 sostuvo una entrevista con Carlos Manuel de Céspedes y el general dominicano Luis Marcano en Barranca, para coordinar los detalles de la Toma de Bayamo. Figueredo conformó su “pequeño ejército” al que se llamó la Rusia, posteriormente División Bayamesa. Uno de los miembros del mismo expresó: “Para que nuestro triunfo fuera completo no nos hace falta más que una valiente cubana que fuera nuestra abanderada”. Y relata Canducha, la hija de 16 años de Perucho: “Papá enseguida se puso de pie y exclamó: 'Mi hija Candelaria se atreve'. Aún no había concluido de decirlo cuando con delirante entusiasmo fui proclamada abanderada de la División Bayamesa (...) enseguida papá llamó a mamá (que aunque participaba de la alegría general, temblaba, al pensar en el peligro que iba a correr) y le dijo: 'Vamos, Isabel, es necesario hacer un traje a nuestra abanderada'. Eulalia, mi hermana mayor, fue la encargada de hacerlo. Se componía mi traje de un vestido de amazona blanco, un gorro frigio punzó, una banda tricolor y mi bandera. Yo estaba radiante de orgullo y alegre y puedo asegurar que nunca una joven que por primera vez va a una fiesta estaba tan alegre y satisfecha como yo en aquel momento”.
“Cuando llegamos a Bayamo ya se había aumentado el contingente notablemente, pues doquiera que pasábamos se nos iban agregando todos los hombres y hasta los niños que encontrábamos al paso. Cuando llegamos al río Bayamo, que está a la falda de la ciudad, Bayamo entera nos esperaba, y apenas nos divisaron, fuimos saludados con vivas entusiastas y atronadores. Entonces papá me dijo: 'Flota la bandera', y así lo hice dando un entusiasta grito de ¡viva cuba libre!, respondiendo el pueblo entero con ensordecedores gritos y vivas a la bandera y a su abanderada. Al fin llegamos a la ciudad donde ya estaban las primeras partidas frente a la plaza de Armas; papá me dirigió también a la plaza, y fué entonces cuando, con loco entusiasmo, cruzando la pierna sobre la silla de su caballo, escribió su Bayamés inmortal”.
La tropa de Figueredo es una de las que participa en los combates por la toma de Bayamo. Rendidas las guarniciones, creado el gobierno revolucionario, Céspedes nombra a Figueredo, por sus conocimientos militares, Jefe delEstado Mayor del Ejército con grado de Mayor General. De inmediato se inicia la publicación del Cubano Libre en el que, en su número de 27 de octubre de 1868, Figueredo inserta las dos primeras estrofas del que vendría a ser nuestro Himno Nacional con el nombre de La Bayamesa. Himno Patriótico. Ello explica la divulgación y popularidad de las dos primeras estrofas del “Himno Patriótico”. Permaneció en la memoria independentista. Así llega a José Martí que la retoma como el himno de combate para la “Guerra Necesaria” y continuadora que estalla en 1895.
Concentrada la ofensiva colonialista sobre Bayamo, los patriotas se ven obligados a replegarse. El 6 de enero de 1869 comienza a ser abandonada la ciudad. No lo hace sólo el Ejército Libertador; lo hacen familias enteras. La de Figueredo entre las primeras. Se ha decidido quemar la ciudad antes que entregarla al enemigo. Nada mejor que el corazón de una mujer para relatar ese grandioso momento, La Abanderada, Candelaria Figueredo, Canducha: “El 18 de Enero nos encontrábamos en una finca llamada Valenzuela, distante 8 leguas de Bayamo, cuando vimos que en dirección a Bayamo, el cielo estaba rojo; al verlo mamá dijo: 'Parece un gran incendio', y papá, suspirando, contestó: 'En efecto, es un gran incendio; es nuestro querido Bayamo'. Todas empezamos a llorar, pero todas convinimos que era preferible verla pasto de las llamas que en posesión de nuestros enemigos; pero lo horrible del caso fue que al fin Valmaseda se apoderó de sus ruinas”.
En busca de la unidad necesaria se efectuó la Asamblea Constituyente de Guáimaro. El 11 de abril de 1869, el Mayor General Pedro Figueredo es nombrado Subsecretario de la Guerra del primer gobierno de la República. Diferencias internas lo llevaron a presentar su renuncia el 18 de diciembre de ese año. Céspedes no la aceptó pero de hecho Figueredo dejó de ejercer el cargo. Junto a su familia y a un escaso número de hombres, se mantuvo internado en los montes orientales. Su hija Canducha recuerda lo que les inculcó a todos, hombres y mujeres, “muertos antes que rendirse al enemigo”. Los colonialistas cercaban la zona y destruían todas las fuentes de abastecimientos. El hambre y otras escaseces se ensañaron con la familia Figueredo. En el verano de 1870 enfermó de fiebre tifoidea. Débil y sin apenas poder sostenerse, el 12 de agosto,es sorprendido y capturado por tropas españolas, como consecuencia de una traición, en la finca Santa Rosa de Cabaniguao, Las Tunas.
Trasladado a Santiago de Cuba, cuatro días después de su captura es fusilado en el matadero de la ciudad. Se sabe que, como apenas podía caminar, pidió un caballo. Con la intención de degradarlo, se le trajo un asno. Se afirma que Figueredo expresó que no era el primer Salvador a quien llevan a morir en un burro. La referencia era a Jesucristo. De igual forma se afirma que antes de caer por la descarga de los fusileros, exclamó: “Morir por la patria es vivir”.
¡Qué suerte para un pueblo tener hombres como Pedro Figueredo y qué suerte que aún hoy viva en la entonación diaria de nuestro Himno Nacional, cuando, en las primeras horas de la mañana, los niños de toda Cuba, antes de asistir a clases, corean su “himno patriótico”!
Bicentenario de Perucho Figueredo, en la Mesa Redonda desde Bayamo, cuna del creador de la marcha que devino Himno de la Patria
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