Juan Padrón: Del humor gráfico y otros quehaceres


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Matancero de descendencia española, “Padroncito”, como le decían sus amigos, tenía un sentido del humor agudo y sagaz, formado con las historietas cómicas y los dibujos animados norteamericanos. Del animador, guionista y escritor considerado uno de los mejores dibujantes cubanos, sus memorias y quehaceres, permitiendo así, que nuevas generaciones conozcan sus producciones.

Trabajaba pensando en los niños, pues fue una suerte para él laborar en la Unión de Pioneros de Cuba, actualmente Organización de Pioneros José Martí, lo que le dio la oportunidad de interactuar con ellos y retroalimentarse.

Con obras que revitalizaron el humor gráfico de su época, la obra de Juan Manuel Padrón (29 de de enero de 1947- 24 de marzo de 2020), se convirtió en referencia de obligado estudio para todos. Desde el manejo de la ironía, el sarcasmo y el chiste, creó personajes que quedaron plasmados en el arraigo nacional. Elpidio Valdés, María Silvia, el General Resóplez, Media Cara, y otros de igual importancia, son algunos de los que llegaron a nosotros en las voces de Frank González, Manuel Marín, Irela Bravo y Tony González. Largometrajes como “Vampiros en La Habana”; una de las joyas del cine latinoamericano, abordando temáticas como el poder, la desigualdad y la corrupción; “Filminutos”; serie de breves historias animadas con las temáticas presentes en el humor criollo que cuestionaba los problemas de una sociedad, edulcorado con ligeros elementos del choteo y la burla, se consideradan las primeras obras maestras del dibujo animado cubano. Otras como, las historietas Aventuras Kashibashi y Barzúm de Marte, calaron en la vida cotidiana de millones de cubanos. De su hacer, frases inspiradoras llegaron para quedarse en el hablar del pueblo: “Yo vine embarcado, guardia”, “Mambises bestias, no tiréis con ventana” y “Que país”, son algunos ejemplos.

Del hombre detrás del creador, el que hacía reír con buen humor, personajes e historias que iban plagados por una parte de realidad e imaginación y por la otra, le sirvieron a Padrón para hacer críticas a censores y burlarse del entramado burocrático, permitieron comprender lo que significa el poder y su uso en demasía. El tratamiento del doble sentido, la vehemencia, el patriotismo, el desenfado y la alegría, revelaron formas de engrandecer su arte, y permitir comprender mejor la cubanía.

De esta manera, su trabajo es dibujo de vida, permeada de la historia del proceso de conquista y colonización de los españoles en Cuba, de la dominación norteamericana y las luchas de independencia, con agregos de historias familiares y personales. De seguro, entre los mejores y más evidentes compendios del humor criollo cubano, este el quehacer de este realizador, guionista e historietista que aprovecha su obra animada para exaltar el amor por su natal Cuba, así como algunas de sus mayores preocupaciones por esta isla.

Si la animación cubana ha jugado un rol fundamental en el desarrollo de la industria iberoamericana, es en buena parte por Juan Padrón. Su ingenio, le valió un enorme reconocimiento en el campo editorial, pero sobre todo, entre los lectores y cinéfilos que no tardaron en ascenderlo como un referente del animado cubano.

 

 


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