Con la misma edad que tenía Julián del Casal al morir, 29 años, escribió Jorge Luis Sánchez (La Habana, 1960) El frío en el disco de la luna, guión original de su película sobre Julián del Casal, texto que fuera merecedor diez años más tarde de una mención en el 21 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de 1999.
Debieron pasar otras dos décadas, con sus ciclones y otras adversidades, para que el filme apareciera con el título de Buscando a Casal (2019), entre los filmes que representaron a Cuba en la pasada edición del evento; tuviera el pasado jueves su premier en el Cine Chaplin y, a partir de hoy, comenzara a exhibirse en las salas de estreno del país.
Este el cuarto largometraje de ficción del también prolífico documentalista y, al igual que en El Benny (2006), precedió su presentación en las pantallas de la Isla por una peregrinación a la tumba del bardo, en el Cementerio de Colón; un panel de especialistas y una exposición con elementos del rodaje, en el lobby del antes mencionado cinematógrafo.
En medio de la apertura de la muestra, el también director de Irremediablemente juntos (2012) y Cuba libre (2015) accedió al diálogo con el Blog Cubarte.
Dos figuras importantes de la cultura cubana te han inspirado cinematográficamente. El primero, Benny Moré, un artista de indiscutible popularidad y, Julián del Casal, un poeta no tan conocido por el gran público. ¿Qué te llevó a hacer esta película?
“Primeramente, es un proyecto mío de hace muchos años. Cuando lo conozco, a través de una biografía de Emilio de Armas, encontré ahí a un joven con una actitud y con una fuerza cultural impresionantes. Con una impronta en la cultura cubana muy importante y eso me subyugó. Su rebeldía; su defensa del arte, de la poesía”.
En realidad, son poco conocidas su figura y su obra…
“Es que Casal se esconde también. Fue muy maltratado en su época, en el sentido de que fue negado. Muchos se burlaban de él. La ignorancia de la época, ¿no?
Estamos hablando de finales del siglo XIX y de un raro, como lo era Casal. Aunque los raros tienen también derecho a existir…
Entra el siglo XX y, raro al fin, las sucesivas generaciones empezaron a intentar descifrarlo, diseccionarlo. Lo estudiaron muchas eminencias, como Dulce María Loynaz, Raúl Roa, Cintio Vitier, Lezama Lima, Virgilio Piñera…
Pero, hemos pasado al siglo XXI y, bueno: hay una película. No todos los poetas cubanos la tienen. Es cierto que ha sido maltratado, pero Casal nunca va a ser un poeta de multitudes”.
Finalmente, y a pesar de esos estudios que mencionas, el Casal que mayoritariamente ha trascendido hasta el día de hoy es el evadido, el de la torre de marfil…
“Es el estereotipo que hemos fabricado porque, dentro de nuestra idiosincrasia, lo raro no existe. Viene el choteo, viene la reducción: este es raro, este es diferente. Por tanto, te niego, te reduzco, me burlo de ti. Esa es la herencia mala de Casal.
Sin embargo, cada día crece más el otro Casal, el verdadero. Incluso, recientemente se publicaron sus cartas y ahí está el hombre de carne y hueso que no vivía en ninguna torre de marfil. Lo que pasa es que, si vives en medio de la podredumbre, ¿qué vas a hacer? Tienes que aislarte. Y eso está presente en grandes columnas de la cultura artística cubana, desde hace muchos años hasta este minuto.
Pero se impone, va saliendo y la cultura cubana tiene el deber de poner a Casal donde le corresponde. Él no es la negación de nadie, ni hay que oponerlo con este. No. Casal es Casal: un poeta que nos abrió a la modernidad. Después de él, la poesía fue diferente, dijo Dulce María Loynaz.
Creo que un hombre así merecía una película. Sobre todo, para compartirla con mis contemporáneos y con los jóvenes también. Entonces, esperemos que haya Casal para rato”.
Durante la inauguración de la exposición: Alpidio Alonso, ministro de Cultura; Jorge L. Sánchez, director del filme y Ramón Samada, presidente del ICAIC y uno de los productores de Buscando a Casal.
¿Estás contento con la película?
“Estoy muy contento. Casal hizo del artificio la realidad y la película tenía que ir por ahí. Lo otro era hacer una película exactamente biográfica, con puntos, comas y señales. Casal expresó su tiempo a través de la poesía y la película tenía que expresar a Casal a través del cine.
Es una de las películas mías más pensadas. A veces, uno piensa mucho pero no logra y yo estoy contento porque es una película que a él le hubiera gustado”.
Exposición con elementos del rodaje.
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