Cada cual podrá escoger a qué suceso histórico hacer referencia en el cual aparezca involucrado el líder histórico de la Revolución Cubana.Unos comentarán sus encendidas palabras en la despedida a las víctimas del atentado terrorista contra una nave de Cubana de Aviación, otros recordarán el vibrante discurso conocido por Los Cinco Puntos de Cuba en medio de la Crisis de Octubre. Inagotables serán las aristas en que llegará el Comandante a cada uno de los que lo han, de algún modo, conocido.
En mi caso, lo recuerdo siempre en la lozanía del poema Marcha Triunfal del Ejército Rebelde, escrito por Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, en la indescriptible atmósfera de júbilo popular de los primeros días de aquel victorioso enero de hace 62 años. Basta conocer sus versos finales para resumir, en la fugaz certeza de un instante, la permanente confianza depositada en el Comandante en Jefe por el bienestar del pueblo cubano hasta los últimos momentos de su existencia:
Y esto, esto que las hieles se volvieran miel, se llama… / ¡Fidel! / Y esto, esto que la ortiga se hiciera clavel, se llama… / ¡Fidel! / Y esto que mi Patria no sea un sombrío cuartel, se llama… /¡Fidel! / y esto que la bestia fuera derrotada por el bien del hombre, / y esto, esto que la sombra se volviera luz, / esto tiene un nombre, sólo tiene un nombre… / ¡Fidel Castro Ruz!
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