Tamara Tenembaum, una de las autoras presentes en la colección.
“Cuando casi diariamente se publica un nuevo libro con firma de mujer, se vuelve urgente hacer la historia de esta pluralidad”, advierten Laura Arnés, Nora Domínguez y María José Punte, las directoras de Historia feminista de la literatura argentina, publicado por el sello cordobés Eduvim. En la intemperie: poéticas de la fragilidad y la revuelta, el volumen V de una colección que tendrá seis tomos, hay textos de Francine Masiello, María Moreno, Tamara Kamenszain, María Sonia Cristoff, Andi Nachón, Cecilia Palmeiro, Claudia Kozak, Gabriel Giorgi, Julián López, Inés Kreplak, Lucía de Leone, Tamara Tenenbaum, Juana Roggero, Florencia Angilletta y Paula Jiménez España, entre otras.
En 1556, la carta que escribió Isabel de Guevara, perdida entre los recorridos marítimos de las coronas, en demanda de reconocimiento y justicia, fue la que echó luz sobre un olvido que se volvió réplica y constancia. Entre esa fecha y este presente (…), y luego de los aportes de los diversos feminismos, también el término ‘mujer’ expandió su propia historia hasta aludir a una serie de aperturas y disidencias genéricas y sexuales que cuestionan su fijeza. Cuatro siglos después, ‘mujer’ pudo además desarmar sus propios colonialismos: otras voces emergieron y otros silencios; es decir, otros relatos, otros presentes, otras memorias.
Agregan las tres directoras de este proyecto en el prólogo del tomo V, un trabajo de casi seiscientas páginas, que abarca los últimos treinta años, de 1990 hasta el presente.
La propuesta surgió en unas jornadas de investigación del Instituto de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en octubre de 2017. “Todas trabajábamos en temas que ligaban literatura y género y en el medio de las charlas y debates se nos hizo evidente que no había una historia de la literatura argentina que tuviera en cuenta la amplia producción de las mujeres (escritoras, críticas, periodistas o gestoras culturales). Pero también se nos hacía evidente el sesgo heterocisexista de las historias anteriores, en parte adjudicable a épocas o concepción literaria. Faltaba hacer un giro sobre los ordenamientos establecidos por la crítica y la teoría literaria hegemónica y en eso estamos”, plantea Nora Domínguez a Página/12.
Cada uno de los seis tomos de Historia feminista de la literatura argentina tiene un título que condensa la idea central del período tratado. “La intemperie se nos aparecía como un espacio polivalente, que en principio hace referencia al estadio actual del capitalismo en el que se confirma lo que Judith Butler describe a partir de nociones como ‘vulnerabilidad’ y ‘precariedad’; en donde se establece una clara separación entre los cuerpos que importan y los que quedan situados en un afuera de exclusión», explica Domínguez. «La intemperie puede ser un espacio creativo y abierto a las experimentaciones. En este sentido, la literatura es también ese territorio de libertad y revuelta que queda cuando nos escapamos de ‘la casa del amo’, citando a Audre Lorde. Leemos teniendo en cuenta este paisaje y los cuerpos que circulan por allí, pero también desde la potencia que esa literatura tiene para movilizar causas que son literarias pero también sociales y políticas, como la legalización del aborto. La literatura contemporánea ofrece diferentes figuraciones y voces para pensar fragilidades y precariedades, nuevas éticas afectivas y formas de la revuelta sean grupales, subjetivas o formales”.
Domínguez, que dirigió el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras y es autora del libro De donde vienen los niños. Maternidad y escritura en la cultura argentina, aclara que el tomo V, aunque sigue el formato académico del artículo crítico, incluye “intervenciones”, textos ensayísticos, poéticos o narrativos. “Son muchos los problemas literarios que atraviesan el tomo: reflexiones en torno a las representaciones de la maternidad o en relación con los restos y desechos que genera el neoliberalismo; la pampa como un territorio generizado, las reformulaciones narrativas de la vida cotidiana o el trabajo y también nos interpelaron temas muy contemporáneos como los femicidios y el aborto en sus derivas literarias”, concluye Domínguez.
Tomado de Página/12
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