Guy Pérez Cisneros: nacer con estrella


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Más allá de la entrega infinita que profesa cualquier credo o la vocación de quien nace con el destino marcado, no deja de sorprendernos que existan personas que con tan breve paso por la vida dejaran una labor tan prolífera y un camino trazado para las generaciones posteriores. Muchos son los nombres que podrían citarse, pero siempre se corren riesgos de omisión altamente imperdonables. Baste mencionar a José Martí y en su figura –y su obra— todos se verán reflejados.

Al celebrarse este 7 de junio el 105 aniversario del nacimiento de otra de las figuras prominentes de la cultura nacional, recordamos su impronta.

Fue Guy Pérez Cisneros (París, 1915 - La Habana, 1953) uno de esos ejemplos de vitalidad fugaz pero de total entrega a la construcción de un país. Apenas vivió 38 años de los cuales solo sus dos últimas décadas vinculado a la realidad socio-política y cultural cubana, cuando en 1933, al culminar sus estudios de bachillerato en Burdeos, viaja a La Habana donde se hace Doctor en las carreras universitarias de Filosofía y Letras y Derecho Diplomático. También con una formación periodística en la Escuela Profesional “Manuel Márquez Sterling”, su trabajo como crítico de arte, promotor de exposiciones (génesis de la curaduría) y gestor editorial vio la luz en las revistas Verbum (1937) [1], Social (1916-1938) y Grafos (1933-1946), de esta última llegando a ser Jefe de Redacción en el período correspondiente a Grafos Havanity [2]. Su consonancia, en esta etapa, con José Lezama Lima se vio fortalecida en la co-dirección de Espuela de Plata, revista de arte y poesía publicada entre 1939 y 1941, aunque desde los tiempos en que cursaban la carrera de Derecho ya ponían en práctica sus ideas de conjunto [3].

En su producción crítica merecieron especial interés los acercamientos diversos a la pintura, la escultura y la caricatura, género poco valorado hasta entonces. Asimismo no quedaron exentos continuos replanteos acerca de la vanguardia plástica cubana y sus conflictos éticos y estéticos en el ámbito intergeneracional. Numerosos fueron sus textos de análisis profundo sobre la obra particular de artistas contemporáneos que, a la postre, y gracias también a él, se convirtieron en emblemas de la nación. Pero su postura era firme a la hora de juzgar con elogios o severidad, sin medios tonos. Le encantaba la polémica abierta; su amplia cultura, dominio del lenguaje y franqueza le llevaron a discrepar con otros intelectuales de la época, entre ellos Jorge Mañach, Juan Marinello y José Gómez Sicre, con quien disintió sobre los cambios estilísticos en el arte moderno hecho en Cuba y las influencias de la pintura europea. No por gusto Mañach vio en Pérez Cisneros el nacimiento de la crítica de artes plásticas cubana.

Investigador incansable, en 1946 defiende su tesis de grado titulada Características de la evolución de la pintura en Cuba en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, inédita hasta su publicación en 1959 por la Dirección General de Cultura del Ministerio de Educación.

Simultáneamente llevaba a cabo su quehacer administrativo y político a través de la diplomacia. Entre otros cargos fue Secretario General Adjunto de la Comisión Nacional Cubana de Cooperación Intelectual, representante de nuestro país en el Consejo Económico y Social de la ONU, miembro del Consejo Nacional de Periodistas de Cuba y delegado a la III Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 donde propuso la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un año más tarde, nombrado Vocal de la Comisión Cubana de la (UNESCO).

Al morir realizaba la compilación y edición de las “Memorias del Congreso de Escritores Martianos” [4], efectuado en La Habana justo en el centenario del natalicio de «El Maestro». En dicho evento Guy Pérez Cisneros fungía como Secretario General Adjunto del foro, suceso controversial por los intentos de Fulgencio Batista para mitigar la imagen martiana en esta importante fecha histórica, solo unos meses antes del asalto al cuartel Moncada.

En su honor el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) instaura en 1999 el Premio de Crítica de Arte “Guy Pérez Cisneros” con el objetivo de incentivar la producción crítica publicada en los medios impresos y digitales. En principio se dispuso entregar un premio “por la obra de la vida” a personalidades de este campo con una trayectoria destacada. Durante sus tres primeras ediciones fueron laureados Graziella Pogolotti y Adelaida de Juan (1999); Manuel López Oliva, Alejandro J. Alonso y Leonel López Nussa (2000); Juan Sánchez (2001).

La modalidad de carácter competitivo se establece cada año para críticos de arte, especialistas, docentes e investigadores cubanos residentes en el país, con trabajos publicados en el propio período de tiempo entre una convocatoria y otra. Esta comprende las categorías Ensayo y Géneros periodísticos de opinión: reseña, artículo de fondo, reportaje y entrevista con enfoques valorativos y analíticos. Un jurado que integran anteriores galardonados y prestigiosos especialistas otorga un premio único por cada categoría y cuantas menciones determine según la calidad de los textos presentados.

Así evocamos la intensa, aunque efímera carrera del crítico, promotor, periodista, curador, polemista, hombre de Estado, entre otras tantas profesiones. Sus escritos seguirán siendo imprescindibles para revivir el contexto artístico-cultural de la primera mitad del siglo XX cubano, capaz de movilizar el pensamiento común mediante juicios de valor desde la pluma tajante y la voz comprensible, porque son sólo algunos quienes nacen con estrella.

 

 

[1] En junio de 1937 tuvo lugar en el Salón de la Asociación de Estudiantes de Derecho de la Universidad de La Habana la exposición Presencia de ocho pintores cubanos. La muestra derivó en artículo de similar nombre publicado en la revista Verbum, en cuyo segundo número correspondiente a julio-agosto Guy Pérez Cisneros esboza las líneas programáticas que adoptaría José Lezama Lima luego para la creación del grupo y la revista Orígenes (1944-1956).

[2] Entre los números 99 y 125-126 la revista pasó a llamarse Grafos Havanity, al sumársele esta última publicación.

[3] Exposición Presencia de ocho pintores cubanos, organizada por Guy Pérez Cisneros y José Lezama Lima, con obras de Victor Manuel, Eduardo Abela, Fidelio Ponce, Arístides Fernández, Amelia Peláez, Antonio Gattorno, Carlos Enríquez y Jorge Arche. La muestra derivó en artículo de similar nombre publicado en la revista Verbum, número 2 de ese mismo año.

[4] “Congreso de Escritores Martianos”, La Habana, 20 al 27 de febrero, 1953.

 


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