Gibara, donde el cine es ya parte de la vida


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El 16 Festival Internacional de Cine de Gibara se va vislumbrando. La publicación el pasado día 14 de su convocatoria despeja en gran medida las incertidumbres de una edición que por dos años se vio postergada a causa de los múltiples contratiempos que trajo consigo la pandemia.

Sin embargo, en la también llamada Villa Blanca, los cinéfilos de cualquier edad, cuyo número ha incrementado allí a lo largo de casi dos décadas del evento fundado por Humberto Solás, no han tenido que esperar hasta el próximo mes de agosto para deleitarse con nuevas propuestas que los adentren por los múltiples caminos del séptimo arte.

En tal sentido, el pasado domingo concluyó el XII Festival de Cine Medioambiental de Gibara Jibarama 2022 que durante cuatro jornadas sirvió de marco a la presentación de las veinte obras en competencia y a la realización de actividades de carácter teórico relacionadas con el audiovisual y la temática medioambiental.

El programa colateral del otrora llamado Festival de Cine de Cavernas, contempló la realización de acciones de reforestación, excursiones a cuevas, recogida de materias primas, exposiciones y una Feria de Adopción de Mascotas, entre otras actividades.

Apenas clausurado el Jibarama 2022, este lunes comenzó en la oriental ciudad el 6to Festival Nacional de la Niñez y la Adolescencia Luces de creación, el cual se estará desarrollando hasta el próximo viernes con proyecciones de cine, talleres de creación audiovisual especializados en animación, conferencias, visitas a comunidades, concursos, jornadas de educación ambiental y presentaciones de teatro infantil.

Proyectos de las provincias de Pinar del Río, Artemisa, Matanzas, Villa Clara, Holguín y Granma han confirmado su participación en la cita que tendrá entre sus homenajes el que tributará al director de memorables piezas de nuestra cinematografía como Miel para Oshún, en parte de cuyo rodaje, realizado en Gibara en el año 2000, el cineasta esbozó la idea de un festival que más tarde llevaría su nombre.

Es la primera vez que el norteño municipio holguinero, declarado Monumento Nacional, recibe este evento de carácter itinerante, cuyo propósito de estimular la realización y la apreciación cinematográficas en las nuevas generaciones, también se vio detenido a causa del nuevo coronavirus.

A que volviera a materializarse, colaboró sin duda la sensibilidad que por este tipo de proyectos también ha incentivado en los organismos de ese territorio el inicialmente nombrado Festival Internacional de Cine Pobre Humberto Solás, entre ellos el Centro Provincial de Cine de Holguín y la Dirección Municipal de Cultura con todas sus instituciones, dos de los que auspiciaron la presente edición.

Más allá del aporte realizado por FIC Gibara a un cine humilde en su elaboración, pero de alto nivel ético y estético, el impacto comunitario logrado en esa pequeña ciudad de pescadores resulta innegable, sobre todo en su reanimación y desarrollo cultural; fundamentalmente en lo que a apreciación cinematográfica y cuidado del medio ambiente se refiere, tal y como lo demuestran, entre otras acciones, los dos eventos citados con anterioridad.

De ahí que se multiplique la trascendencia del 16 Festival Internacional de Cine de Gibara, fiesta de todas las artes que del 2 al 6 de agosto regresará a su entorno natural, para volver a encontrarse  con un pueblo que ha crecido junto a ella.


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