Ferrari por la vida, contra el horror


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Sesiones del Encuentro de Plástica Latinoamericana 1973. En la foto, Graciela Carnevale y León Ferrari, entre otros artistas.

Los símbolos de una época trascienden según su fuerza y perduran en el imaginario colectivo. Así, el arte revulsivo de los años sesenta en la región latinoamericana continúa siendo referente ineludible, al apostar por el cambio artístico-político y su impacto en lo social, en los contextos de cada nación. Las preocupaciones que atravesaron el arte de esos años son múltiples, y no solo de carácter regional. A partir de este momento y progresivamente, se fueron potenciando los diálogos e intercambios con artistas y realidades de otras partes del mundo, y muchos creadores, inmersos en un clima político marcado por la Guerra Fría, asumen pues posturas críticas desde el campo simbólico y la práctica revolucionaria.

Siendo protagonista, e imbuido por los aires renovadores de la escena artística argentina de esos años, León Ferarri comienza a investigar y denunciar en diversos proyectos y obras la complicidad de los poderes religiosos y políticos en el ejercicio de la violencia a nivel internacional, tomando como punto de partida la Guerra de Vietnam, pero que luego extendería a otras zonas y momentos de la historia (1). De este modo, en 1965, Ferrari realiza La civilización occidental y cristiana que constituye símbolo irreductible de una realidad donde el horror y violencia imperialistas (referenciadas aquí por el Cristo de santería crucificado sobre un avión de guerra norteamericano) anunciaban ya el devenir de la carrera belicista de los Estados Unidos (un país occidental y cristiano), cuya voracidad, necesidad de afirmación y de poder, son perpetuos. La pieza, que al ser censurada no pudo exhibirse como deseaba el artista en la muestra del Premio del Instituto Torcuato di Tella de ese año, aunque sí otras tres obras suyas de similar temática, se mantuvo en un depósito durante la época de Dictadura (1976-1983) para luego, a partir de los ochenta, ser exhibida en múltiples países y en la propia Argentina no sin reacciones y recelos por parte de sectores conservadores. Intimida aún cómo esta imagen condensada de la «barbarie de Occidente» sobre un pueblo del Oriente, tercermundista, no ha perdido su vigencia.

La civilización occidental y cristiana. Plata /gelatina, 100 x 62 cm. Colección Arte de Nuestra América Haydee Santamaría.

Por ello, no sorprende que Ferrari en su primera visita a Cuba, como artista invitado al Segundo Encuentro de Plástica Latinoamericana convocado por la Casa de las Américas entre el 15 y el 30 de octubre de 1973, y frescos aún los sucesos del 11 de septiembre en Chile, participara si bien no con la emblemática pieza escultórica, sí con una fotografía de la misma de gran tamaño (100 x 62 cm). La civilización occidental y cristiana (Plata/gelatina) que se exhibió como parte de la Exposición Latinoamericana en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, ha de ser leída en el contexto de este segundo Encuentro, de cuyas sesiones teóricas emergieron valiosos documentos como la Declaración de Solidaridad con la resistencia antifascista del Pueblo Chileno, como una nueva denuncia, esta vez ante el inicio de la dictadura pinochetista, las torturas, el horror y la muerte que sobrevinieron. Esta sería la primera referencia visual, contacto directo que el público cubano tuvo del trabajo de Ferrari (2). Una obra que es todo compromiso, toma de conciencia, una postura ética y crítica.

Cartel del Encuentro de Plástica Latinoamericana, 1973, diseñado por Umberto Peña.

Como mismo las imágenes publicadas en la prensa argentina e internacional sobre los desmanes acaecidos en la guerra de Vietnam impactaron a Ferrari y lo iniciaron en una indagación personal, política y emotiva que duró largos años, la foto La civilización… resonó en la isla y quedó en los fondos de la colección de la Casa, como documento fidedigno, resumen de una época. Ferrari denunció el horror como vía para defender el bien preciado que es la vida. No cabe duda. Su obra trascenderá por siempre, como referente allí donde la injusticia y la violencia sigan aquejando las realidades de tantos.

La civilización occidental y cristiana, 1965. Instalación, 200 x 120 x 60 cm, incluida en la muestra La bondadosa crueldad. León Ferrari, 100 años. Museo Reina Sofía, España.

 

 

 

Notas:

(1) Para este tema en particular véase el excelente texto del investigador y curador argentino, Agustín Díez Fischer, incluido en el dosier del sitio web del Año León Ferrari. (www.casadelasamericas.org/plastica/leonferrari/dosiier.html)

(2) Ferrari realizaría muestras personales en la Casa de las Américas en 1983, y luego en 2009 durante la Bienal de La Habana. (www.casadelasamericas.org/plastica/leonferrari/ferrarienlacasa.html )


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