Una voz imprescindible dentro de la emisora Radio Progreso es la de Julio Batista y dicho así en presente porque, a pesar de su reciente desaparición física, es de los nombres a los que la cultura cubana tiene que recurrir en busca de respuestas esenciales.
Se despide Julio Batista de sus lectores y oyentes. Periodista de vertical postura, entre sus distinciones ostentó la de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Artista de mérito de la Radio, al igual que Premio Nacional de ese medio en 2003, por la obra de la vida pero, sobre todo, ganó el respeto del gremio y de una población que descubrió verdad en cada una de sus reflexiones, por cierto, fueron muchas y de muy variado corte en contextos sociales difíciles y definitorios.
Se marcha a pocos días de celebrarse en Cuba el día de la Prensa, en homenaje al periódico Patria y a su principal gestor, José Martí, también inspiración primera para la postura ética que afirmó Julio Batista Delgado.
Creador de los espacios radiales “Punto de vista” y “Este es nuestro José Martí”, entre otros de corte informativos de Radio Progreso— emisora a la que dedicó más de cuarenta años de trabajo—Batista con su voz enérgica, depurada dicción, sustentada en su experiencia como locutor, supo decir; persuadir, convencer y validar. Su estilo directo de comunicar, sus frases cortas y seguras llegaban al receptor con el mismo valor que tuvo para él, ser y sentirse cubano. Y así estableció la complicidad. No necesito más, solo confianza en ese pueblo que amó y que en tantas oportunidades le reciprocó el sentimiento con la misma devoción.
Julio Batista fue la primera voz del “Noticiero ICAIC Latinoamericano”, la de Martí en las presentaciones de la serie “En silencio ha tenido que ser” y en el propio proyecto radial “Este es nuestro José Martí” En todos los casos impuso un sello en el decir y la estructura, siempre dialógica, de sus comentarios.
Con los años en los que sus pasos se tornaron cada vez más difíciles y caóticos, su voz no perdió la ternura de su franqueza. Hasta que no se le escuchó más de manera directa aunque la magia radial nos los siguió acercando con acierto. Y no se silenció más, como tampoco el tiempo logrará hacerlo.
Eternamente joven desde la polémica y la autenticidad, en más de una ocasión le escuché hablar con Eduardo Rosillo y decirle: “yo no sé decir lo que no siento”. Y bajo esa máxima aprehendida y aprendida del Maestro será referente para las generaciones venideras de lo que significa ser voz y esencia de Martí en la radio y más allá, dentro de la cultura cubana.
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