En el ámbito del patrimonio cultural La Habana festeja el centenario del “Palacio de las cariátides”, inmueble ubicado en Malecón no. 17 entre Prado y Cárcel (actual Capdevila), que fuera inaugurado el 30 de noviembre de 1924 para sede de la sociedad Unión Club. Desde el Museo Municipal de Centro Habana, en particular de su Oficina de Sitios y Monumentos, aproximémonos a sus orígenes en aras de un acercamiento a la connotación alcanzada en el devenir cultural de la nación. Las representaciones que de este palacio y su entorno que han sido realizadas permitirán acercarnos a su valoración como bien patrimonial.
A modo de presentación, el licenciado Juan de las Cuevas Toraya en 500 años de construcciones en Cuba precisa el antecedente de los promotores, el autor de la obra y algunas de sus características constructivas:
Unión Club // Veinte caballeros de la más alta relevancia y afines por sus méritos, valores y calidades privadas se reunieron el año 1880 en la suntuosa residencia del Conde de la Reunión, donde acordaron la constitución de este Club. // Su primer local estuvo en Zulueta y Neptuno, frente al Parque Central. En 1918, en plenas Vacas Gordas, acordaron construir un nuevo edificio que fuera honra y provecho de sus socios, el que inauguraron el 30 de octubre de 1924. // Se construyó en el Malecón, en el no. 17, no muy lejos de su inicio por el Prado, con salida por el fondo hasta la calle San Lázaro. El proyecto lo ganó en concurso el arquitecto Evelio Govantes y el constructor fue la firma Arellano y MendozaEl edificio tiene su fachada de piedra de Jaimanitasy lo caracterizan las columnas en forma de Cariátides; los muros interiores eran de ladrillos del tejar La Criolla; la piedra dePotosí, en Guanabacoa y la arena de Palmer. // Tiene tres pisos a los que se accede por una escalera de mármoles blancos de Carrara, suministrados y colocados por Almo Strenta.[1]
Fuentes primarias y bibliográfica, junto a una aguda mirada al edificio como texto cultural, precisan acerca de ello. En busca de la existencia de construcciones anteriores en Malecón no. 17 se centra la atención en el Plano pintoresco de La Habana con los números de las casas de B. May y Compañía, de 1853 y su análisis indica que para mediados del siglo XIX la manzana en que se ubica el Palacio de las cariátides está completamente definida, pero solo en su lateral a la calle San Lázaro se señala la numeración de sus inmuebles.
La calle Cárcel, actual Capdevila, se prolonga hasta el mar para garantizar el servicio “Baños de mar Los Campos Elíseos”, información que corrobora, treinta años después, el Directorio General para la Isla de Cuba. 1883-1884, Nomenclátor Comercial, Agrícola, Artes y Oficios,[2] al referir este establecimiento en la página 231 y precisar no solo a su propietario, F. Salazar, sino también su ubicación, en la “Calle Ancha del Norte”, nombre antiguo de la actual Calzada de Calle San Lázaro. ¿Si la sede para Unión Club se inauguró en 1924, qué información ofrece al respecto el Directorio de Cuba, de 1927?
El Directorio de 1927 da inicio en la página 373 a la Avenida Antonio Maceo, especificando que con anterioridad fue nombrada “Ave del Golfo” y “Malecón”, y en su trayectoria, que se prolonga desde el Paseo de Martí (Prado) a la Avenida de Washington (Marina), cuyos inmuebles se establecen en número continuos por tener en su lateral derecho el mar, se señala en no. 4 a Unión Club y a Pedro Gutiérrez y Febles.[3] De modo que el Palacio de las Cariátides debó registrar su primera inscripción, siguiendo la toponimia tradicional, en Avenida del Golfo (o Malecón) no. 4 entre Prado y Cárcel y, teniendo en cuenta los acuerdos del ayuntamiento habanero en la modernización de los nombres de las calles: Avenida Antonio Maceo [6 de diciembre de 1909] no. 4 entre Paseo de José Martí [7 de noviembre de 1904] y Capitán Capdevila [2 de enero de 1922]. En dicha fuente no se registra inmueble alguno a este nombre que sirviera de salida secundaria por la calle San Lázaro, actual no. 12 según actualización del inventario del Museo Municipal de Centro Habana correspondiente a 1998.[4] La actualización de su dirección, Malecón no 17, responde a la reorganización de la numeración puesta en práctica en todo el territorio nacional posterior a 1939.
¿Qué motivos conllevaron a los “caballeros de la más alta relevancia y afines por sus méritos, valores y calidades privadas” de Unión Club a elegir para su nueva sede las inmediaciones del Paseo del Prado y el Malecón? ¿No contaba ya con suficiente jerarquía la intercepción de Zulueta y Neptuno, frente al Parque Central?
De la importancia del espacio urbano para el pensamiento ilustrado del siglo XVIII da muestra Félix de Arrate en el capítulo XVII: “De la bondad y excelencia de los campos de esta ciudad y salidas de que goza para la diversión y paseo”, de su obra Llave del Nuevo Mundo. Antemural de las Indias. Tras cruzar la Puerta de la Punta, refiere Arrate el Camino de la Caleta, al que describe en los siguientes términos: “[…] tomando por la puerta de la Punta el camino de la Caleta, que es una alameda natural en que se disfruta, con el fresco sombrío de los uveros y limpia llanura de la senda más deleitable, la vista del mar por una banda, y por la otra las de las huertas que están asentadas por aquel paraje”.[5]
En la centuria posterior, resultan de sumo interés las observaciones de Samuel Hazard (Filadelfia, 1834- Germantown, 1876) durante su estancia en Cuba en 1866. Sus crónicas de viaje ofrecen auténticas imágenes (representaciones) de la significación sociocultural adquirida por esta zona urbana:
Si el viajero apetece quietud y comodidad, enun lugar precioso y aireado, desde el que se contemplael océano, el Morro y la entrada de la bahía,le recomiendo una casa tranquila y decente, propiedadde un suramericano, pero atendida por unaseñora alemana, que habla un poco de inglés, ydesde luego elalemán. Se halla a una cuadradel Paseo de Isabel, en la calle Ancha del Norte,número 78, y se conoce con el nombre de "Hotel San Felipe". Permanecí allí varias semanas muyagradables, deseoso de gozar de los baños de mar, que se hallan al lado de la casa, teniendo la conveniencia de poder salir de la habitación, a primerashoras de la mañana, en zapatillas, en deshabillé,y hacer una refrescante y vigorizadora zambullidaen el venerable océano.[6]
El plano pintoresco de 1853 permite constatar la dirección a la que se refiere el forastero y desde sus descripciones no es posible resistencia alguna. Con notable satisfacción confiesa que su habitación “se abría sobre una galería que conducía a una azotea, desde la cual se divisaba el mar, a la derecha, el Castillo del Morro, consu flameante luz, y más lejos, hacia el oeste, la misteriosa línea de la costa que, como envuelta en sombras, contrastaba con el mar iluminado por la luna”; no hay dudas cuando exclama “¡Ah, qué hermosura! ¡No he de olvidar fácilmente aquellas mágicas noches!”.[7] Como aval de su ubicación subraya: “Estos baños están situados sobre los arrecifes, al final y a la izquierda del Paseo de Isabel. Hay varios de ellos, pero los mejores son los que se hallan más cerca del Paseo, y llevan el nombre singular de Campos Elíseos”.[8]
Visualizaron los miembros de Unión Club la permanencia de semejante imagen en tiempos posteriores. Un asomo al balcón de la edificación, entre las Cariátides que soportan su cubierta, despierta similares exclamaciones a las del norteamericano viajero de la segunda mitad del siglo XIX.
También hace apuntes Hazard del movimiento social que se experimenta en esta zona en término de transporte: “Aun cuando son pocos los trenes de pasajerosen la Habana, es tal la abundancia de toda clasede vehículos públicos, que puede decirse que nose encuentran a faltar aquéllos, pues para ir a cualquier lugar todo lo que hay que hacer es pararse en frente del hotel o en la próxima esquina,y a los tres minutos, a lo sumo, podréis escogerentre una docena de vehículos, que constantemente pasan en todas direcciones, y que porveinte centavos os conducirán a cualquier lugarde la ciudad”.[9]
Otras muestras de la significación cultural y modernización que adquiere la esquina de Prado y Malecón resultan notables en la historiografía cubana, en particular las intervenciones urbanas arquitectónicas. El primer tramo del Malecón comenzó a construirse el 6 de mayo de 1901, proyectado por los ingenieros Mr. Mead y el Gobierno Interventor Norteamericano del general Wood. Apunta Ciro Bianchi que al cesar éste e instaurarse la República, el 20 de mayo de 1902, la obra llegaba a la esquina con la calle Crespo,[10] y el investigador Juan de las Cuevas Toraya subraya que en 1909 llegaba a la calle Belascoaín, añadiendo los aportes otorgados por la construcción de una glorieta para la Banda Municipalque amenizaba con música las retretas y, a principios de siglo, un hotel exclusivo llamado Miramar, “donde por primera vez los camareros vistieron de smoking, chaleco con abotonadura dorada y sin bigotes”, obra proyectada por el arquitecto ·Pepe Toraya.[11]
En los apuntes de Juan F. Pérez Home Page, en Homenaje a la República de Cuba en su Centenario 1902-2002, tributan a este trabajo dos observaciones: primero, ubicar a Unión Club entre las “sociedades de más nombre”, en Neptuno y Zulueta; segunda, al hotel Miramar, en Prado y Malecón, como “el más caro de la ciudad: cobraba diez dólares diarios por habitación con baño”.[12] ¿Apostaba Unión Club a un espacio de mayor acceso con los adinerados huéspedes del Miramar? En cuanto a la fecha de su inauguración el investigador Arturo Pedroso indica: “El 23 de julio de 1923, con licencia de la Alcaldía Municipal deLa Habana, se iniciaron las obras de la nueva edificación, las que concluyeron al año siguiente. Su inauguración tuvo lugar el 30 de noviembre de 1924,[13] siendo ésta, y no la señalada por De las Cuevas [30 de octubre], la que mayor difusión ha alcanzado.
Se engrandece la obra con la ejecutoria de Evelio Govantes Fuetes, ingeniero civil y arquitecto graduado en La Habana en 1907 que desempeñó un importante papel en la modernización de la ciudad y el rescate de su patrimonio construido. Destacan en su quehacer la fachada del Hospital Freyre de Andrade, en la avenidaCarlos III, y asociado con Félix Cabarrocas el Hospital Infantil Pedro Borrás, Maternidad de Línea, el Palacio de Juan Pedro Baró, la Sociedad Económica Amigos del País en Carlos III (Instituto deLiteratura y Lingüística) y la Biblioteca Nacional en la Avenida de Rancho Boyeros. Entre las obras de restauración el Palacio de los Capitanes Generales y el Segundo Cabo.
¿Qué lectura ofrece el Palacio de las Cariátides en su centenario? A nivel de fachada un elemento anuncia su original función, tanto el piso de su portal como en la parte superior de la puerta principal. Gonzalo Morán Miyares, especialista en el tema, describe el primero de ellos del siguiente modo:
Como pueden apreciar estamos ante un monograma realizado con teselas de colores rojo y blanco. El rojo se ha utilizado para realizar las dos iniciales que caracterizaron el sello distintivo de esta sociedad, consistente en una U y una C superpuestas. Éstas se encuentran insertadas en el centro de un círculo blanco donde las teselas que conforman el fondo se han colocado formando abanicos, cuyos ejes parten desde el ribete que rodea el diseño. Todo esto está ubicado en el centro del piso de terrazo gris del portal del edificio, justo frente a la puerta de entrada.[14]
En relación con la ubicada en la portada refiere: “Y en la parte superior de esta misma puerta volvemos a ver el logotipo del Unión Club, esta vez realizado en la madera del arco que corona el portón. Aquí la U y la C se encuentran dentro de un diseño en forma de escudo con hojas de palma que parten desde su base”. Elemento que reaparece, en piedra, en la fachada del inmueble por la calle San Lázaro, sellando con ello unidad a del inmueble.
Se trata de un logotipo que habría de dar legitimidad pública a la sociedad, de ahí su puesta en práctica en todo el mobiliario, programas y en pieza de vestir entre otros. Las fichas que se utilizaban en los juegos de azar dentro del club, también portadoras de ese logotipo, constituyen objetos de valor para coleccionistas en el tema, en particular las producidas en el siglo XIX, consideradas “únicas fabricadas en marfil en Cuba”.
De su majestuoso eclecticismo, resulta de encomiable estima el signo que le da nombre al inmueble, sus cariátides, y en el interior la hermosa escalera en mármol.
En su connotación patrimonial, los momentos señalados constituyen hitos en el proceso de patrimonialización del inmueble. ¿Cuáles serían los momentos claves en el ámbito urbano-arquitectónico, artístico y sociocultural? La información consultada permite establecer desde su función cuatro etapas 1) Unión Club, 2) Teatro Lírico Nacional, 3) El Centro Cultural de España y 4) El Centro Hispanoamericano de Cultura. Cada una de ellas está llamada a tributar significaciones a un bien cultural, sentidos que, puestos en función de su gestión permitirá enriquecer la responsabilidad que social que demanda su difusión y conservación, un reto para que dialogan con ella en el siglo XXI.
[1] Juan de las Cuevas Toraya: 500 años de construcciones en Cuba, p. 273, Chavín, La Habana, 2001.
[2] Biblioteca Nacional José Martí, Sala Cubana: Directorio General para la Isla de Cuba. 1883-1884, Nomenclátor Comercial, Agrícola, Artes y Oficios, p. 131. En Ancha del Norte se ubican además los baños de mar “La Isleña”, de L. Sarabia y “San Rafael”, de F. Castillo; en su intercepción con Belascoaín, la Batería de la Reina, la Casa de Beneficencia y Maternidad; y en la esquina a Marina, el Asilo San José y el Depósito Judicial de Patrocinadores. Con entrada por Marina, el Hospital de Lazarinos. (V.: pp. 224, 226 y 231).
[3] “Calles de la Ciudad de La Habana clasificadas por número de casas y por orden alfabético”, p. 373, en Biblioteca Nacional José Martí: Directorio de Cuba, 1927, pp. 341-558.
[4] Vladimir Calderón Frías: Actualización Planilla de inventario, 26 de mayo de 1998, en Museo Municipal de Centro Habana, Inventario de sitios y Monumentos de Centro Habana, Construcción Civil, Exp. Malecón no. 17.
[5] José Martin Félix de Arrate y Acosta: Llave del Nuevo Mundo. Antemural de las Indias Occidentales, p. 74, Ed. Comisión Nacional Cubana de la Unesco, La Habana, 1964.
[6] Samuel Hazard: Cuba a pluma y lápiz. “La siempre fiel Isla”, t.1, pp. 36-37, Cultural, Habana, 1928.
[7] Ibíd., p. 39.
[8] Ibíd., p. 46.
[9] Ibíd., pp. 45-46.
[10] Ciro Bianchi: “Historia de la construcción del Malecón de La Habana”, Sancristóbal de La Habana, 2 de agosto de 2021.
[11] Juan de las Cuevas Toraya: Ob. cit., pp. 160-163.
[12] V.: Juan F. Pérez Home Page: Homenaje a la República de Cuba en su Centenario 1902-2002 Fotos e Historia. [Paseo por la Habana],https://www.juanperez.com/homenaje/homenajeIII.html [27-7-2024].
[13] Arturo Pedroso: Investigación inédita. En Plan Maestro Oficina del Historiador de la Ciudad; El Malecón Tradicional. Plan especial de Rehabilitación Integral. Regulaciones Urbanísticas, Centro Habana, p. 188.
[14] Gonzalo Morán Miyares: "UC – Unión Club", Blog Logos de Cuba, [s/p], https://cubalogos.blogspot.com/2018/06/uc-union-club.html?m=1 [10-7-2014].
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