Día Mundial del Árbol


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 "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”

Martin Luther King

Múltiples son los servicios ambientales que proporcionan los árboles. Ellos regulan el ciclo del agua y la calidad del aire, capturan el dióxido de carbono, protegen la biodiversidad, coadyuvan en la dispersión de semillas, mantienen los suelos, amortiguan los fenómenos naturales y proporcionan alimento, medicinas y materiales para la construcción. Por eso, algunos pueblos lo veían como símbolo de respeto, algo sagrado que representaba la unión del mundo terrenal y el espiritual. Para los Mapuches fue el canelo, en los Mayas, la ceiba y en los Celtas, la encina. Por ello y teniendo en cuenta su importancia para la humanidad, cada 28 de junio se celebra el Día Mundial del Árbol con gigantescas jornadas de reforestación, iniciativa del Congreso Forestal Mundial de Roma.

En el arte, el tema árbol ha estado presente en la pintura, la escultura e instalaciones, y es resultado de reflexiones sobre su utilización, simbología y belleza. Abordado como; un personaje, así puede ser gigante, robusto, pequeño, moribundo, florido o solitario. Puede estar torcido, tumbado, recto, dañado e invadido; en tanto, su simbología está asociada al crecimiento, desarrollo y el paso del tiempo, incluso cuando lo utilizan por partes; tronco, ramas, flores, hojas, corteza, raíces o le incorporan otros elementos como animales, columpios, plantas, personas, etc.

Un árbol sinónimo de soledad, en cambio un conjunto es asociado a la unión y la fuerza. Sin embargo, el bosque se magnifica y es visto como detonante de miedo, alegría, aventura. De este modo puede ser similar a “abrir puertas”, “caminos” o “perspectivas”, y generar un movimiento hacia delante o futuro. Por otra parte, estar dentro aporta un juego pictórico, por la belleza del espacio y el recreo por la experiencia, dejando para la soledad y la muerte, la representación del árbol caído.

Meditador en la laguna, 1995.
Tomás Sánchez.
Acrílico sobre lienzo.
76 x 100 cm.

 

“Ante la espiritualidad sobrecogedora de la naturaleza, la mirada humana queda impávida y la mente encuentra asidero en la conexión espiritual con el universo”

Tomás Sánchez

La creación de obras de arte a partir de troncos de árboles caídos en bosques, a un lado de la carretera, en parques o ciudades, ha sido motivo para que artistas erijan sobre ellos obras de arte, lo cual es una buena forma de alargar la vida útil del árbol generando belleza. Una sierra, taladro u otras herramientas, además de muchísima paciencia, ingenio y creatividad, son los elementos con los que realizan las creaciones. Pero también este gesto de esculpir sobre el árbol caído va a tono con un llamado de atención, sobre las consecuencias de la tala indiscriminada de árboles, y los desastres naturales que actualmente se ven en distintos lugares del mundo asociados a este tema. Es así que, teniendo en cuenta esta realidad, los artistas transforman a los árboles talados en obras de arte, espectaculares piezas arboladas que asemejan a nidos de aves, y otras esculturas temporales o no, que luego de un tiempo y en el propio medio silvestre, se desdoblan en hábitat de animales.

Cada vez vislumbramos más artistas que tratan de explorar nuevos medios para intentar reducir y hacer ver nuestro impacto en el planeta, por lo que aquello que parece inútil para algunos, puede dar lugar a creaciones realmente interesantes para otros.

 

 


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