Cuando el Río suena algún Toque tiene


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Siempre he sido partidario de reconocer todas las tendencias que hoy proliferan en la escena musical cubana como parte de un sistema en franca evolución y desarrollo; tal vez esa sea la razón por lo que el llamar “música alternativa” a una parte de lo que se está produciendo y difundiendo actualmente no me parece justo y de por sí es excluyente. Y es que lo alternativo en un comienzo se refería a aquellas músicas que no estaban en el ꞌmainstreamꞌ del consumo y la difusión, o que dentro de una tendencia musical apostaban a nuevas búsquedas.

Atenidos a los conceptos, que algunos manejan de forma indiscriminada, se podría afirmar —categóricamente— que el Mambo es música alternativa a partir de las influencias que le precedieron; o que el ritmo Batanga, o el Songo y qué decir de la Timba, encajan en esa definición. Y bien amerita preguntarse: alternativos a qué.

Otro punto de vista, al menos más ecuménico, es el que agrupa todo lo que no sea “puramente” música cubana en el morral de la “fusión”. Los defensores de esta tendencia clasificatoria regularmente tratan de incluir en tal axioma, productos y creaciones musicales de cualquier factura, renunciando al principio de la discriminación y la selectividad. De todas formas una fusión es el proceso en que una o dos sustancias, o tendencias en el caso de la música, se entrelazan o asumen y comparten caracteres para crear un nuevo elemento y como resultado de ello hay desprendimiento de energías, en su defecto, de una nueva forma o expresión musical.

En nombre de “la fusión” se han cometido y se comenten crímenes de “lesa música”; lo mismo pasa con “lo alternativo”; y aún nos queda mucho por ver.

Armado de estos y otros criterios me enfrento al CD Pa´que te sosiegues, de la Banda Toques del Río; producido por la EGREM y que desde hace algún tiempo ya circula entre los consumidores de la música cubana.

Toques del Río es, hoy por hoy, la formación musical más importante que existe en la provincia de Pinar del Río; o al menos, la más conocida por el gran público, los medios de comunicación y la crítica; y es que tras la llegada, auge y desaparición física del juglar Polo Montañez la música cubana no había conocido, disfrutado, de la música creada en esa zona geográfica de Cuba.

Polo, como todos le llamaban, opacó durante un tiempo cualquier novedad musical pinareña, y en parte la sobreexplotación de su mito ayudó a ese fin. Pero los tiempos y la vida continúan su curso indetenible y era hora de que llegaran nuevas propuestas de aquellos lares.

Toques… forma parte de una tendencia que dentro de la música cubana se comenzó a desarrollar a comienzos de los años 2000 y que tuvo en la EGREM su puente discográfico. Así conocimos a Moneda dura, Warapo, Buena Onda y otros tantos que ya nadie recuerda; hasta la aparición de Qva Libre que parecía retomar algunos presupuestos ya esbozados a fines de los años ochenta y que tuvieron su máxima expresión en el trabajo del proyecto Paisaje con Río.

Sin embargo; el mercado y algunas veleidades creativas apartaron a Qva Libre del camino de las búsquedas estéticas que podían aportar nuevos elementos a la música cubana; sobre todo desde la relectura de diversos estilos y géneros. ꞌGrosso modoꞌ es la ruta musical que precede a la llegada de Toques del Río y el CD que nos ocupa.

Dejemos por sentado que la música cubana hoy es más que sones y rumbas; más que claves, martilleo de bongó y maracas; a ese nuevo rostro han aportado desde músicos populares, jazzistas, cultores del rock y del pop; por lo que lo cubano ha abierto sus horizontes expresivos y se integra en logradas amalgamas sonoras —unas con mayor fortuna que otras— que satisfacen las expectativas de los diversos públicos.

Este divertimento sonoro y las dinámicas integradoras de diversos géneros musicales es lo que distingue el trabajo que Toques del Río propone es su fonograma. No resulta desagradable el combinar el mambo progresivo (ese que define el sonido de la timba y el jazz afrocubano) con pasajes del rock y el funk; a fin de cuentas son las influencias con que se formaron. En otra de sus propuestas juegan con los toques de congas para ilustrar los giros melódicos del tema.

Personalmente considero que el clímax creativo del CD está en el tema Maní. No solo en lo musical; toda una joya donde convergen diversos y complejos musicales cubanos; ora una rumba intercalando una trompeta al más puro estilo sonero, o bien el anuncio interrumpido de un bolero muy victrolero; o pasajes de trompetas al más puro estilo de aquel primer Afrocuba por la solidez del bloque de notas; para terminar en alusiones al sonido de toques litúrgicos de la santería y otros cultos sincréticos.

La crónica que propone el tema es el día a día de muchos compatriotas; sus sueños y esa ansia infinita de alcanzar el triunfo en medio de un maremágnum sonoro. Es tal vez uno de los pregones más hermosos que hoy se proponen a los bailadores y seguidores del trabajo de Toques…; y aquí ameritar reconocer la virtud antropológica del disco; una virtud que aunque no es fruto de la generación espontánea habla del dominio y conocimiento de otros géneros de la música cubana, hoy poco usados o considerados “antigüedades propias de conjuntos tradicionales”.

Por ahora, mientras disfruto de esta propuesta discográfica, pienso en el espacio que hoy ocupan estos músicos pinareños que han logrado imponer su música por encima de algunas trampas musicales de corto aliento y dañada autoestima que atrapan a multitudes. Debe ser que aún los aires de la Sierra de Rosario mantienen cierta pureza, o que el espacio vital de algunas propuestas musicales se ha establecido lejos de los muros de esta ciudad.

Ojalá el seguirlos, calzando mis chancletas, a la fiesta sonora que invitan; valga la pena a futuro.


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