Construyendo un imaginario televisivo: Homenaje a Abel Ponce


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Abel Ponce

Fallece el director de programas televisivos, Premio Nacional de Televisión 2005 Abel Ponce. Artista de Mérito del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), múltiples veces galardonado con los premios Caracol de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), quién ostentaba la medalla Raúl Gómez García y la del Servicio Distinguido del Ministerio del Interior (MININT).

Ponce comenzó como camarógrafo en los últimos años de la década del 50, luego ejerció como operador de video y director de programas para la TV. Su hacer abarcó diversos géneros, entre los que se destacan telenovelas, cuentos, seriados infantiles - juveniles, aventuras y musicales. Impartiendo además, cursos para la formación de camarógrafos y directores de televisión.

Dirigió series policíacas como el espacio Día y Noche, Su propia guerra, Sector 40, algunas emisiones De cubano a cubano y novelas como Rosas a crédito, entre otras. Fungió también, como jurado de los premios Caracol y presidió la Comisión Nacional de Evaluación de directores del  ICRT.

Su labor en los medios de comunicación  fue meritorio y extenso, portador  de muchas virtudes; en tanto desarrolló una labor de la mano de las acontecimientos y en favor del proceso revolucionario y de las ideas políticas, sociales, éticas y estéticas, al servicio del conocimiento y la cultura, teniendo en cuenta los intereses, necesidades y deseos del público al que iban dirigido sus programas.

Un quehacer en función de la educación, formación e información de toda la sociedad. En tanto abrió una brecha no solo en la manera de consumir y hacer televisión, sino también en la forma  de analizar sus contenidos, que pudimos disfrutar debido a las directrices que indicó, con elocuente inventiva respecto a la forma, tono, ritmo y la viveza que le imprimió a cada programa. Ofreciendo así, un  acercamiento particular a cada uno de las temáticas abordadas, que hicieron  que la popularidad de este director y el reconocimiento de la audiencia creciera.

Cada trabajo emprendido era más arriesgado que el otro, suscitando buenas opiniones de la crítica y de los televidentes. Grandes desafíos afrontó durante toda su carrera, y como excelente director supo combinar las nuevas exigencias estéticas, en pos de un producto más atractivo que transitara  por  los nuevos canales del rodaje televisivo.

A decir de los que lo conocieron: intuitivo, inteligente, siempre sonriente y amable.

Años de entrega y definiciones, de ruptura y continuidad, de promover costumbres e ideas para la sociedad naciente en los primeros años de la revolución. Con la ventaja de que supo trabajar de cara al público, abriendo un camino al intercambio.  Entonces, sirvan estas líneas de homenaje, a quien fue una de las máximas figuras de los medios de comunicación de Cuba.

 

 


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