Cógele bien el compás… o asimila este tumbao


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I

Bienvenido al siglo XXI de la mano de una experiencia lúdica poco común para estos lares y en estos tiempos dentro de la música cubana: se anuncia el lanzamiento “oficial” de un video clip cuya propuesta estética va a contracorriente de lo que “el mercado está dictando”.

Por norma general este tipo de “ágape” en el mundillo musical (llamado también lanzamiento) se reserva para discos o propuestas audiovisuales destinadas a contarnos la historia de X figura o el proceso de producción de un fonograma. A este fin se convocan a los medios y se hacen acompañar de esos elementos sociales que rodean, desde tiempos inmemoriales, a los eventos musicales de importancia: fotos y grandes rondas de tragos con sus correspondientes “canapés”.

En esa suerte de festín el protagonismo de los músicos suele durar lo mismo que el evento, pues después vendrá “esa larga tarea” de lograr la preferencia del público y con ello las correspondientes respuestas del mercado que se traducen en niveles de ventas, royalties y premios asociados a los números que refleja el mercado.

Solo que esta vez no es así. Es simplemente un video de un tipo de música que no parece destinada en estos tiempos a ser amada por todos, a la que los demiurgos de las redes sociales y los agoreros de cierta zona de la crítica y la promoción no prestarán toda la atención. Sus protagonistas: una orquesta de flautas femeninas cargada de sueños por más de veinte años y que tiene como cómplices en esta oportunidad a dos de las figuras más importantes de ese instrumento en Cuba: Niurka González y René Herrera.

Solo que la orquesta de flautas implicada tiene como director al que hoy por hoy podemos considerar “el primer flautista de Cuba”, Orlando “Maraca” Valle y se le conoce como Camerata Cortés.

Afirmo, con toda la petulancia que se pueda permitir, que este acto cultural se erige como el acontecimiento musical más importante en este mes de abril; y posiblemente califique entre los mejores de este año. 

II

Orlando “Maraca” Valle, es hoy por hoy el flautista más influyente dentro del jazz cubano y me atrevería a decir de toda la música popular cubana, aclaro que este criterio no es gratuito; él ha estudiado a profundidad todos los estilos de aquellos que le precedieron y la vida le permitió conocer y compartir, tanto en lo personal y profesional, con algunos de ellos. Del mismo modo que ha tomado nota del papel y la impronta de muchos de sus contemporáneos, siempre desde una mirada humilde, avalando todo aquello que pueda enriquecer su trabajo y su pensamiento musical. De ello da fe su trabajo a posteriori a su salida de Irakere.

Sin embargo, el gran gurú personal de su pasión por la flauta –desde la perspectiva de su generación— fue José Luis Cortés, o simplemente “El Tosco”.

Para nadie es secreto que El Tosco desde su irrupción en la música popular cubana, primero como integrante de Los Van Van, después en Irakere (donde menos figuró como flautista) y finalmente con NG la Banda; se convirtió en referente obligado por su capacidad de improvisación y el desenfrenado estilo que desarrolló; tanto que una figura fundamental de ese instrumento llamado Richard Egües hizo la transición de la flauta de madera a la de sistemas.

No debemos ignorar que El Tosco coincidió en tiempo y espacio no solo con Richard, también estaban nombres imprescindibles como los de O´Farrill, Carlos Averhoff, Paquito D‘Rivera, Mariano Tena, Nicolás Reinoso, Germán Velazco, Oriente López, José Loyola y algunos otros nombres que harían interminable esta relación. Todos con mayor o menor presencia o importancia en la música popular cubana y el jazz. Y esta compleja relación –listado incluido– entra Orlando Valle; que como hemos afirmado anteriormente, resume a muchos de ellos.

Así las cosas, un buen día se anuncia que El Tosco ha decidido fundar una orquesta femenina de flautas; a tal fin lanzó una convocatoria y poco a poco el proyecto fue tomando forma y dejó en manos del profesor Pedroso la ardua tarea de formar desde cero a las integrantes, una apuesta más que arriesgada. 

Pero una formación de ese corte requiere recursos, muchos recursos; sobre todo por el alto coste de los instrumentos. Eso no fue impedimento para que José Luis buscara los recursos financieros necesarios y gran parte de esos recursos los aportaron los músicos de NG La Banda, a pesar de las incomprensiones profesionales y personales que gravitaron sobre su música y su figura.

Solo que en abril del año 2022 José Luis Cortés fallecía en La Habana y el riesgo de que su Camerata, su otro legado a la cultura cubana y que hasta ese momento no se había valorado a profundidad, corría el riesgo de desaparecer.

Y es ahí donde entra Orlando Valle o simplemente Maraca, a formar parte de esta historia, para dar continuidad a tan noble idea y proyecto de aquel al que admiró. Lo que dio a la Camerata Cortés una segunda y definitiva oportunidad en la música cubana.

III

Rafael Lay, Pepe Olmo y Felo Bacallao durante años cantaron al unísono aquello de “…a quién no le gusta este tumbao… a quién…”, como parte del repertorio de la Orquesta Aragón.

Escuchando semejante coro crecimos muchos; entre ellos Alejandro “Compota” Pérez; Niurka González, René Herrera y este servidor. De los mencionado el primero y el último nunca fuimos matrícula de ningún Conservatorio, pero la vida nos acercó a la música. René, aunque es todo un virtuoso, no tiene la formación académica de Maraca y de Niurka –que como anteriormente afirmé, son los dos extremos de exquisitez de la ejecución de la flauta en Cuba, sin desdorar al resto de los instrumentistas existentes–, pero es posiblemente el único ejecutante de la flauta de madera que quede en Cuba y que domina el llamado “estilo charanga” de modo casi perfecto.

Entonces podría uno preguntarse: qué tiene de especial que se convoque a los medios a la presentación de una propuesta audiovisual de un tema que puede durar unos seis o siete minutos, no más.

La respuesta es sencilla: se trata de un acto de simbolismo cultural, musical y humano, que tiene sus matices.

El tema forma parte del disco "Flautas Gigantes" que hubiera de grabar Maraca y que involucró a casi un centenar de flautistas a los que les une una amistad profesional y personal. Solo que el disco, en algunos momentos, es todo un estudio antropológico que se acerca al origen y evolución de ese instrumento a partir de las propuestas que hacen algunos de sus invitados. Ese es un elemento importante de su gran valor cultural.

Una escucha detenida del fonograma nos remite constantemente a recordar y a descubrir cada uno de los sonidos, estilos y nombres que definieron la historia de la flauta cubana y su presencia en cada uno de los géneros de la música cubana o de la universal a lo largo del siglo XX y lo que llevamos viviendo del XXI; y la relación emocional y/o personal de Maraca con muchos de los involucrados... he aquí su valor humano.

No menos importante es la recurrencia a la capacidad para quebrar el estigma de los distingos entre lo popular y lo culto o clásico, en cuanto al valor de la música que se debe escuchar y aprobar. Maraca propone un contrapunteo entre los sonidos y estilos de Niurka González y René Herrera; contrapunteo en el que se rompen todas las barreras; y como complemento a esta propuesta está la presencia de la Camerata Cortés, esa base espiritual que discursa para equilibrar a dos virtuosos que salen airosos del reto de "aragonear" desde la perspectiva de un músico para el que la flauta es la condición de su existencia.

Corresponde a Alejandro Pérez traducir en imágenes todo lo que anteriormente se ha comentado.

Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que esta propuesta tal vez no sea objeto de culto en las redes sociales; a menos que sus involucrados, una y otra vez, se esfuercen por lograr seguidores. Tal vez no sea sujeto de espacios públicos –a fin de cuentas, no es música para el disfrute hedonista de las mayorías–; tal vez terminen (el video de marras y el tema que da origen) llenando espacios en la parrilla televisiva o como relleno de algún video improvisado para mostrarnos imágenes de animales o de algún lugar bucólico de nuestra geografía.

Me puedo equivocar... En lo que no me equivoco es en el placer que sentirá, donde quiera que esté, El Tosco... José Luis Cortés, al ver realizado el sueño de que “sus muchachas” participen o sean parte de la cultura cotidiana, de que suenen sus instrumentos.

A tres años de su partida supongo que estará orgulloso de ese... su otro legado.

 

 

 


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