Cine y coronavirus


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Hace unos días, la actriz Gwyneth Paltrow apareció en las redes sociales con una mascarilla y esta recomendación: «Ya he estado en esta película. Mantente a salvo. No saludes de mano. Lávate las manos con frecuencia».

La película a la que se refería la Paltrow es Contagio (Steven Soderberg, 2011), la más vista por internet en las últimas semanas debido a su similitud con ese azote mundial que mantiene a la humanidad contra la pared, el Covid-19.

Contagio cuenta con un elenco internacional de primera línea: Jude Law, Marion Cotillard, Kate Winslet y Matt Damon, además de Paltrow, y es el filme, dentro del género de catástrofe, que más se parece a lo que estamos viviendo, algo así como si desde la ficción su guionista, Scott Z. Burns, hubiese estado enviando un mensaje de alerta.

Soderberg vuelve a demostrar en Contagio la habilidad para combinar su cine de experimentación con elementos del documental y toques comerciales, una fórmula que, recurriendo a un montaje sin respiro, le abre las puertas a vastas audiencias, al tiempo que sumerge al espectador en una atmósfera de tribulaciones.

El filme habla de un virus que supuestamente se transmite desde Hong Kong. El personaje de Gwyneth Paltrow, contagiado por un chef que le estrecha la mano luego de haber preparado un extraño plato, visita más tarde un casino donde le sopla los dados a un hombre que morirá dos días después. Allí contaminará a todo el que se le acerque, personas que en unas horas tomarán aviones hacia diferentes lugares del mundo. De regreso a su natal Minnesota, cae enferma y muere.

La epidemia se dimensiona a nivel global y los científicos empiezan a trabajar en un vacuna, mientras las reacciones más diversas tienen lugar en un filme que le confiere suma importancia a los personajes secundarios: un bloguero que denuncia una conspiración internacional que vincula al gobierno con la industria farmacéutica, casos de egoísmos extremos, países sin posibilidades económicas que son ninguneados en la cooperación internacional, el papel manipulador de los medios y las tibiezas, a nivel de nación y desde los primeros momentos, con que se enfrenta lo que está sucediendo.

Soderberg vuelve a demostrar en Contagio la habilidad para combinar su cine de experimentación con elementos del documental y toques comerciales Foto: sensacine.com

Cierto que hay otros filmes que tratan el tema, pero ninguno con el realismo de Contagio, de ahí la resurrección mundial que hace que muchos lo busquen, y en especial aquellas personas que en sus respectivos países permanecen en cuarentena, quizá porque después de un suspenso de larga angustia, el conflicto le abre vía a la esperanza.

Es lógico que en este «volver a ver» retorne a los primeros planos –con mayor contundencia que hace nueve años– el guionista de Contagio, Scott Z. Burns, fiel colaborador de Soderberg. Entrevistado por el sitio Slate, él no tuvo reparos en condenar el frío actuar de algunos gobiernos frente a la pandemia, empezando por el presidente Trump, que en los primeros momentos se amparó más en sus esquivos mensajes vía Twitter, que en acciones concretas.

Según Burns, mientras confeccionaba el guión del filme fue a entrevistarse con importantes científicos que le dijeron que el asunto no estaba en si podía ocurrir lo que él contaba, sino en «cuándo» iba a ocurrir. «Cuando los científicos dicen algo es mejor escuchar», aseveró el guionista, y tuvo palabras de encomio para los profesionales del Centro de Control de Enfermedades estadounidense con los que se asesoró para su guión. Pero se quejó: «Estamos descubriendo que no tenemos los suficientes kits para hacer prueba y que, por alguna razón, disolvimos nuestros equipos de reacción contra pandemias».

Al hablar de las numerosas personas que le dicen que el filme se estaba haciendo realidad, Burns responde que les contesta: «Nunca imaginé que hubiera líderes en este país que nos dejaran sin defensas».

Una larga entrevista la que aparece en el sitio Slate y una extensa arremetida de Scott Z. Burns: «La administración y el Partido Republicano hablan de proteger a la gente con un muro (en la frontera con México), pero ni siquiera tenemos kits de análisis». Y carga por la falta de medidas contra el acaparamiento, las subidas demoníacas de precios y otros aspectos condenables. «¿Dónde está la ley cuando hay gente en internet vendiendo curas milagrosas?», se pregunta, y los que vieron el filme recuerdan las mañas de un grotesco estafador que en él aparece, una semejanza más de las muchas que vienen a demostrar que, entre ficción y realidad, solo media el paso de la vida.


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