Foto tomada de Bis Music

La necesidad de comentar el disco Casi todo Amaury es mucho más que hacer una referencia al merecido Premio del Cubadisco 2022 en la categoría de Archivo. Es algo mucho más abarcador que tener la certeza de encontrarnos con una propuesta discográfica en la cual tenemos agrupadas canciones suyas, grabadas previamente durante su trayectoria como músico. Incluso, hasta me hubiera desviado del propósito fundamental, nada más que de detenerme a señalar aquellos datos que nos informan acerca de cada disco en que aparecen, originalmente, las canciones aquí contenidas.

Semejante enfoque no resulta perentorio cuando se abordan asuntos relacionados con el alma espiritual de la nación. Es que a causa del engorroso proceso por el que pasó Amaury, de tener que seleccionar, de entre su extensa obra autoral, casi un centenar de canciones, este proyecto lo hemos recibido con el añorado frescor de un diluvio de arte, gesto que debemos agradecerle por muchas razones.

Quizá la primera razón sea por compartir la dicha de haber nacido en esta privilegiada tierra que, como cuna de grandes músicos, nos permite sabernos compatriotas de uno de estos como es el caso de Amaury Pérez Vidal. Por lo tanto, estamos muy regocijados por habérsenos entregado, en Casi todo Amaury, un paisaje de esta belleza desplegada durante años, a través de una poética de particular lirismo en la cual la elegancia se encuentra entre sus mejores abrigos.

En tiempos difíciles por quienes pretenden resquebrajar la intensidad emocional de valores universales como la pureza del amor, los versos de sus canciones los hacemos nuestros en los recónditos caminos hacia el corazón rebelde.

Nada más que por la cálida interpretación de tres de sus clásicos como Vuela, pena; Quédate este bolero y Encuentros, hubiera bastado para que su nombre figurara entre los imprescindibles de nuestro excelso patrimonio musical, pero obviamente Amaury nos ha procurado mucho más.

En este exquisito compendio de hermosas canciones, quisiéramos abrazar contra nuestro pecho a todas aquellas que nos sea posible. Para una parte de sus seguidores, no podría haberse quedado fuera Un bolero en París, mientras que los demás opinan lo mismo con Quisiera ser el viento o hasta con la vital Hacerte venir, entre tantas otras. En fin, a Amaury le estaremos siempre agradecidos de que no haya extraviado jamás el hábito de hurgar en los matices de la sensibilidad más profunda, en la cual el afecto verdadero necesita ser descubierto para convertirse en una urgente canción.