Cuando aún el público tiene presente el conmovedor filme Inocencia, el realizador Alejandro Gil estrena hoy su nueva producción AM-PM, en el cine Charles Chaplin de la capital habanera.
Aquella, una película histórica, ligada a un suceso siempre presente para los cubanos, que conquistó, entre otros reconocimientos, el Gran Premio de Cine de Ficción del Concurso Caracol 2019; Premio Coral del Público en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana; el Premio Signis, que confiere la Iglesia católica; los lauros a la Mejor Actuación Coral y a la mejor música (Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán), en el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste, Italia; candidata a mejor película iberoamericana en los Premios Goya del 2020, y con la que Gil obtuvo el Premio al Mejor Director, y fue Mejor película y Premio ACE 2020, en el Havana Film Festival de Nueva York.
AM-PM, una cinta coral, urbana, contemporánea; una película de amor, que narra su historia a través de cinco ejes dramáticos que se entrelazan uniendo a su vez a los personajes cuyas existencias se transforman a partir de esos encuentros-desencuentros.
Este filme está basado en un guion de Amílcar Salatti, en el que intervino, el Premio Nacional de Cine Senel Paz, y se realiza con apoyo del Fondo de Fomento del Cine Cubano y en coproducción con Audiovisuales ICAIC.
De la misma, su director, reconocido realizador además de documentales y videoclips, ha dicho:
«No creo que el cine deba imponer o adoctrinar y aburrir hasta el cansancio, sino revelar, inspirar, emocionar. Es por eso que esta es una película sobre la Cuba de hoy, con la mirada puesta en los entresijos de la vida cotidiana y las motivaciones de personas sin rasgos extraordinarios, más allá de su propia fábula como seres más o menos anónimos, vecinos más o menos identificables, cuyos microdramas humanos se esconden al cerrar las puertas».
Hoy se estrena AM-PM, y su director accedió a conversar sobre su nueva obra con los lectores de Cubarte.
AM-PM… ¿alguna doble intensión con este título?
No, no hay doble intención. Los sucesos transcurren el mismo día, y este fue el sugerente título que encontró Amílcar Salatti, el guionista, para nombrar la historia.
¿Cómo llega al guion y qué encontró de común con sus pensamientos que le hiciera asumirlo?
Habíamos terminado Inocencia, y en busca de un nuevo proyecto él me presenta AM-PM y se comienza a diseñar un expediente por parte de Carlos de la Huerta, el productor, precisamente de Inocencia, para su inscripción en la convocatoria del Fondo de Fomento.
Del guion me llamaba la atención su estructura y la naturaleza y carácter de los cinco ejes dramáticos que se desarrollaban dentro de la historia, así como la capacidad de reflexión que provoca.
Usted ha repetido que es una historia de amor distinta, que tiene que ver con la necesidad de ver el amor desde otras aristas…
Dentro del planteamiento general percibido en su lectura y análisis posteriores, incluso una vez culminado el proyecto, puedo afirmar que el sentido revelador y humano del amor, levita sobre el accionar de los personajes y sus maneras de comportarse. No es una manera expositiva clásica, es un sentido valorativo que arropa el drama que identifica a cada personaje.
¿En qué espacio temporal se sitúa la trama?
Es una historia contemporánea.
Las circunstancias sociales, ¿son protagonistas o telón de fondo?
Las circunstancias sociales son y serán siempre el marco de identidad de las historias. El personaje y su historia se moldean con lo que acontece y las maneras diversas en que esta lo marca; es de esa complementación y lucha, donde se hacen explícitas las variables de comportamiento.
Soledad, frustraciones, insatisfacciones, engaños, decepción, violencia, desencuentros, ¿es AM-PM una película para llorar?
No, para nada. El muestrario doloroso de su historia busca implicarse en una percepción más analítica que la intención de generar golpes emotivos a ultranza. Se pretende que los sucesos arrastren al espectador hacia una zona de conciencia.
También dice que discursa sobre las segundas oportunidades que encuentran los sujetos en la vida. ¿Para bien? ¿Cierres felices?
La segunda oportunidad e incluso la tercera, la cuarta, en fin, son asideros de esperanzas, de revocar las angustias mortificantes que se nos prenden en muchas situaciones de vida; es esa la mirada, la posibilidad de salir de esa oscuridad que a veces se nos torna duradera, y nos marca el espíritu. Apostar por ese segundo round, nos hace tener una mirada más luminosa sobre el futuro que anhelamos.
Según usted, esta película coral se sustenta en la interpretación, en el trabajo actoral. ¿La selección del elenco fue a través de casting o según las características de los personajes escogieron a los actores?
Siempre la selección de actores va exigida por la necesidad vital de lograr que el actor pueda darle peso sicológico a la complejidad de sus conflictos y resoluciones dentro de un perfil físico determinado que provea al personaje de credibilidad y capacidad empática. Honran a esta película: Enrique Molina, a quien le dedicamos la obra; Blanca Rosa Blanco, Verónica Lynn, Manuel Xor Oña, Jorge Martínez, Clarita García, Armando Miguel Gómez, Yaremis Pérez, Jorge Molina y los jóvenes Anarelys Ruiz, David Perea y Luis Ernesto Bárcena, quienes conducen la subtrama más dramática de la película.
¿Cuánto reforzaron los actores la psicología de los personajes?
La aportación de este espectacular grupo de actores a la historia fue determinante, sus capacidades histriónicas, sus maneras de comunicar desde un diseño orfebre de las sicologías y conflictos personales que los identificaban, aportan al filme un alto nivel interpretativo. En lo personal ha sido un lujo y un orgullo enorme estar cerca de tanta humildad y sabiduría.
¿Podría hablarnos del diseño de la visualidad del filme?
En medio de las complejidades en las que se rodó la película, dentro de limitaciones y riesgos por la pandemia, tratamos de subrayar todo aquello que permitiera aportar al discurso visual y sonoro, elementos de referencia simbólica.
La preocupación por las atmósferas que cubrirían el accionar de vida de los personajes, siempre suscitó una mirada creativa especial. Los acentos visuales desde lo fotográfico; la estructuración y diseño puntual de la música; el énfasis de la dirección de arte por generar un discurso coherente y propositivo dentro de los entornos espaciales; el diseño sonoro recurriendo a veces a lo hiperbólico y en otras a una sobriedad certera, permitieron junto al vestuario, el maquillaje y el montaje de la obra, ofrecer una propuesta de conjunto muy personal e íntima.
¿En un momento anterior de su carrera hubiera hecho una película así o los actuales tiempos desgarradores determinaron esta decisión?
Desde mi primera obra en 1988, el acercamiento siempre ha estado marcado por una necesidad expresiva coherente y de comunicación de valores éticos, ubicando al ser humano en el centro de mis preocupaciones como creador. AM-PM es un texto para todos los tiempos, y resultó ser esa nueva opción para contar una historia dramática y abierta; para pensar sobre aquellas fragilidades emocionales con las que hemos aprendido a convivir y que podemos ver cambiar hacia cualquier dirección, ante las sorpresas que pueden aguardarnos durante las 24 horas de un día cualquiera.
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